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Por Luciano Sáliche
Arranca la batería —latosa, inquieta, bailable—, se suma el bajo, luego el punteo agudo y melancólico de una guitarra eléctrica con poca distorsión. Aparece otra guitarra que rasguea de fondo sin invadir el ambiente. Hay también una especie de sintetizador que hace ruido atrás, lejos, bien lejos. Todo es clima. Tonos de colores primarios que componen un paisaje deliciosamente abstracto. Entonces se hace presente una voz suave, calma, femenina, que irrumpe con delicadeza para ponerle palabras a ese universo ¿post punk?, ¿shoegaze?, ¿indie?, ¿brit pop?, ¿de garage?
Fantasma, el último disco de Camión que salió hace un mes, es un viaje por un túnel colores pastel que, de a ratos, se puede poner oscuro, triste, furioso o brillante. La primera canción es “Necesidad”, un tema que amontona sonidos como un jenga de armonía. Son siete en total las canciones que así, escuchadas como deben ser escuchadas —como una obra total—, adquieren una magnitud reveladora. Todo es clima.
“Fantasma es nuestro tercer disco, el segundo que grabamos en nuestro estudio-hogar de Villa Elisa. Representa un pico a nivel sonido e idea de nosotrxs como músicxs, un pico como lo más alto en cómo lo empezamos, cómo fuimos trabajándolo, cómo quedó. Un pico también como un beso, algo que suena bien y hace bien. Le dimos más lugar a los sintetizadores y a los arreglos, los cortes, los silencios, la composición post-producción, las guitarras», dice Buki Cardelino, voz, guitarra y sintetizadores de Camión, en este diálogo epistolar con Polvo. «Fantasma porque estuve leyendo mucho a Mark Fisher, el pasado sigue operando y el futuro se va corriendo. Todo es un fantasma, el presente también”, agrega en referencia al autor de Realismo capitalista.

Camión (Foto: Santiago Goicoechea)
No es mediodía pero casi. En Villa Elisa hay sol, aunque las gotas de lluvia aún penden de los árboles. Buki Cardelino prende su notebook, la apoya en la barra de la cocina y pone una playlist de electrónica en Spotify. Durante la mañana estuvo leyendo algunos artículos, también escribiendo un poco y corrigiendo otro tanto. Habla con su hija, responde algunos mensajes por WhatsApp, mira por la ventana, sube el volumen. “Hay unos chicos trabajando en las paredes de mi casa para pintarlas. El perrito los mira, se llama Arturo y es muy hermoso, lo amo”, agrega con ternura. La música suena y ella se envuelve en esa atmósfera para responder las preguntas que Polvo le envió por mail.
Buki Cardelino se llama Laureana, nació en La Plata pero ahora vive en Villa Elisa, cerquita. Estudió Letras en la UNLP, es profesora de literatura, toca la guitarra en un proyecto audiovisual llamado Bazaar y forma parte del colectivo de poesía Las Pibas con el que organiza lecturas en vivo. Publicó cuatro poemarios: Indicaciones para otra mudanza (2016), Captura de pantalla (2017), Punta Lara (2017) y Manija (2018). Pero ahora, lo que la mantiene algo inquieta es su última creación: Fantasma, el tercer disco de Camión; posiblemente el mejor.
¿Murió el rock?
Cierto tipo de rock para mí sí, ya caducó. Un rock que es muy masivo, señal de que no hay nada nuevo en eso y sirve para mantener un estado fijo de las cosas (el machismo, entre otras). Si no hay movimiento, se estanca. Prefiero la música de Rosalía o St. Vincent, las bandas que mezclan bien, que con elementos simples e incluso conocidos llegan a lugares inexplorados o tienen una mirada diferente desde lo musical y las letras también.

Camión (Foto: Chivas Argüello)
En las letras de Camión, pero también en la música, hay una mezcla de nostalgia y optimismo. ¿Es una búsqueda consciente?
Un poco sí y un poco no, porque es lo que me sale. Una vez que escribo la letra la empiezo a cantar y la voy moviendo hasta que suene bien, que quede bien (a mi oído) lo que quiero decir con la forma en que lo voy a decir. Años de escuchar a The Cure, también. Suele ser algo happy sad, pienso positivo porque soy pesimista, jajja.
“Amiga, estoy pronunciando desde lejos tu oración”, cantás en “Amiga”. ¿Cómo estás viviendo estos tiempos de sororidad y revoluciones feministas?
“Amiga” es un pedido de unión, dejar de lado pequeñas diferencias y empatizar ante lo horrible que nos aleja. O es también extrañar, necesitar la palabra de una amiga. Lo horrible son ellos, el gobierno, la violencia, el machismo, todo eso. Tenemos que estar juntas, bien alineadas, leyendo y cantando en la calle. Estoy en esa también como docente, me parece fundamental que lxs pibxs estén tomando las calles, que tengan rosca para argumentar y enfrentar esta sociedad tan injusta con acciones colectivas. Es un cambio de paradigma lo que se busca, y está clarísimo.

Buki Cardelinio (Foto: Lali Varveri)
Escribís canciones y también poemas. Sos, digamos, cantautora y poeta. ¿Qué diferencias hay entre una cosa y otra a la hora de sentarse a escribir?
Sin dudas, son dos cosas diferentes. Puedo decir que me doy cuenta cuando es una canción o cuando es un poema, pero no sé bien qué pasa. Sólo lo sé, debe tener que ver con el ritmo, en una canción estás más limitadx. En general, las letras de las canciones las defino después de que está compuesta la parte musical. Con la poesía me pasa que puedo estar pensando un tiempo y no escribo hasta que no siento una especie de tensión, que por lo general se manifiesta en una frase, la veo mentalmente o la escucho y la escribo. Algo así, pero no siempre es igual. A veces tomo elementos de un poema para armar una parte de una canción.
La última, ¿por qué escribir poesía, por qué hacer canciones en un mundo como éste?
¿Y qué si no? No lo puedo evitar. Me gustaría hacerlo mejor, pero escribir, hacer canciones, leer, hacer libros con mis amigas y con mis alumnxs es lo que me entusiasma, me sale sin proponérmelo. Ahí estoy yo.
Etiquetas: Buki Cardelino, Camión, Mark Fisher, Poesía, rock, The Cure