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Por Constanza Michelson
Cada año en navidad se arma un pequeño escándalo por la “locura de las compras”, como si se tratara de un ritual enigmático e irracional. Hacer fila, arriesgar contagiarse, perder tiempo, endeudarse, contaminar el planeta alegan los más jóvenes, por cierto, para quienes la navidad no tiene ningún prestigio. Es curioso, o quizá nada de curioso, que, para la racionalidad del cálculo, el consumo parezca grotesco precisamente el día en que se trata de comprar para dar algo a otro. Y es que la economía de los regalos es una especie de ética de desacumulación, “matar la riqueza” es lo opuesto a la moral capitalista. Para los antiguos esto no tenía nada de irracional, el ritual del Plotatch suponía ganar prestigio en la medida en que se entregaban las posesiones. Si un pueblo pasaba un buen año, donaba su riqueza a los con peor suerte, y podían esperar la misma hospitalidad de vuelta. La acumulación parecía una pasión tan inútil que, según dicen, podían arrojar sus posesiones al mar. Asimismo, la Xenia, práctica antigua de los griegos, cuya finalidad no era la ganancia sino la deuda, ahí el regalo establecía una ligazón entre las partes. En ambos casos el intercambio crea lazo. Hoy la deuda es con los bancos y los regalos pueden transformarse en un cálculo, como en esa decepción segura llamada: regalos prácticos. Pero lo cierto es que aún opera en nosotros la economía del don: podemos reconocer cuando un regalo es realmente un regalo. Quizás porque pese a los discursos prácticos (se ha vuelto de buen gusto despreciar los rituales colectivos), requerimos de ese hilo (lo contrario de nihilismo) que dé sentido y nos vincule a la tribu. Pese a todo, sigue existiendo algo que parece primitivo: los fines de pérdida. ¿Antes no habría que interrogar el afán de acumulación, o asimilarlo a éxito? Pasión de enanos le llama un amigo. Lo que realmente se posee es lo que estamos dispuestos a donar, de otro modo, las posesiones nos poseen; es cosa de ver a los que siempre temen que les quiten.
Etiquetas: Constanza Michelson, Navidad, Plotlach, Regalo, Xenia