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Por Leticia Martin
“Y no es que la vida no tenga sentido, es que tiene demasiados.
Tiene demasiados sentidos y sin embargo nada es más obvio,
más evidente que el sinsentido de la vida, su absurdidad.
Un filósofo no puede estar contento con el mundo que le tocó en suerte,
pero tiene que proveerse las herramientas para terminar queriéndolo.
No le queda otra.”
Daniel Mundo
La Escuela de Frankfurt, representada por un amplio grupo de intelectuales que incluyó a sociólogos, psicólogos y filósofos, cuestionó la realidad socio-cultural y política de la modernidad del siglo XX, atravesada por la tiranía de la razón. Una de las críticas centrales de esta escuela apuntó a las facultades “superiores” de la razón humana, que en occidente se había vuelto —y quizá lo sea cada vez más— una razón instrumental, es decir, una razón controlada por la técnica.
Quizá para dar marco a aquella crítica, es que los personajes de La traducción —prueba teatral Nº8 del dramaturgo y director Matías Feldman— hablan de la Escuela de Frankfurt. No entendemos muy bien qué dicen, pero remitimos a la vieja discusión de aquellos intelectuales al mismo tiempo que vamos viendo la imposibilidad de la traducción, de la comunicación, de la realización en lo real del mundo de las ideas. Entonces ese marco es más conceptual que histórico. Porque si bien la obra pareciera suceder en los años 60´s, también en su devenir es hoy, cuando los gestos son traducidos a emojis o las cámaras y pantallas intentan capturarlo todo. Pero vamos por partes. Esbocemos la trama.
Las hermanas Meier, de una encumbrada familia alemana, conocen en una fiesta de bodas de la burguesía industrial a una incipiente revolucionaria (encarnada por la destacadísima actriz) que les acerca las ideas del Che y las izquierdas latinoamericanas. La sala María Guerrero del Cervantes se erige el escenario perfecto para ese evento. Los vestuarios y unos pocos elementos de síntesis terminan por completar cada escena. Las ideas “foráneas” prenden y las mujeres traman una especie de golpe en el seno familiar. Sin embargo esta historia lineal y básica está desarmada. Habrá que trabajar el pensamiento y la interpretación a cada paso. Como observando un caleidoscopio que se arma y se desarma, la excusa de la traducción de cada secuencia y cada fragmento, nos va metiendo casi sin darnos cuenta, hasta que de pronto nos encontramos decodificar lo que sucede a través de cada nuevo procedimiento. Uno nota el peso del tiempo en el paso de los años, por ejemplo, o en la evolución de cada personaje, siguiendo una cronología, un curso que progresa, pero en otro plano, uno está buscando qué nuevo modo de traducción se está elaborando y exponiendo en ese nuevo momento de la obra, para contar la historia.
Aunque lleno de gags y de gracia, el mecanismo resulta perturbador. Los personajes no pueden, no se entienden. La comunicación falla ante la vista de todos. Vivimos en medio de un equívoco. La asociación entre el arte escénico y lo real se hace inevitable. Todo parece sugerir que: el discurso puede ser juego, relato, arte, pero nunca incidir en la realidad. El discurso no atraviesa a los real, no lo cambia.
De un detalle y una coordinación milimétrica de acciones, en un género teatral port dramático, desprovisto de emociones y volcado a las acciones físicas, por momentos clownesco, por momentos circense, lo que hacen Feldman y el grupo Compañía Buenos Aires Escénicas está fuera de toda calificación. No merece una nota, un puntaje, una estrella, un me gusta, una reseña, una opinión. Se trata de un viaje de inmersión, del descubrimiento de algo único perdido en alguna playa del mundo, se trata de exponerse a una esperanza: la salida es el arte.
La comunicación y la razón han muerto. El teatro está más vivo que nunca. Gracias.
La traducción
Autoría y dirección: Matías Feldman.
Intérpretes: Maitina De Marco, Valeria Correa, Juan Isola, Vanesa Maja, Juliana Muras, Laura Paredes, Paula Pichersky y Luciano Suardi.
En video: Elisa Carricajo, Pilar Gamboa.
Escenografía: Rodrigo González Garillo.
Vestuario: Mariana Seropian.
Iluminación: Ricardo Sica.
Sala: Cervantes, Libertad 815.
Funciones: de jueves a domingos, a las 20.
Duración: 150 minutos.
Imagen de portada: sitio oficial del Teatro Nacional Cervantes.
Etiquetas: Escuela de Frankfurt, La Traducción, Leticia Martin, Matías Feldman, Teatro, Teatro Nacional Cervantes