Blog

Por Clara Albisu
Los candidatos con más presencia televisiva tuvieron indudablemente mejor performance en las urnas que los que tuvieron escaso o nulo espacio allí.
Nada nuevo: todos los estudios sobre audiencias y medios en Argentina demuestran que pese a “la revolución de YouTube”, la tele sigue reinando. Nada es más efectivo para hacer conocer personas y agendas que un ratito en tele.
Nadie le dio pelota pero no hubo espacios gratuitos en medios tradicionales para la difusión de candidaturas y propuestas. El Instituto de Gestión Electoral solo proveyó (escasa) vía pública.
Eso hizo que, desde ya y esperablemente, solo un puñado de listas pudieran tener presencia en la tele. Los únicos espacios más abiertos eran aquellos con formatos de debate: algunos programas en TN, por ejemplo. O el debate en el Canal de la Ciudad.
El resto de los canales y espacios de TV sólo prestó atención a un menú reducido de candidatos. Y lo hicieron con su criterio particular: mostrar lo que favorece a sus accionistas.
Varios de ellos solo mostraron a un postulante de manera casi excluyente. La necesidad económica de los medios devastados por la pérdida de pauta no hizo más que exacerbar eso: vos necesitás salir, ellos sostenerse. Para salir vas a tener que ponerte.
Algunos se pusieron más que otros: esos pudieron condicionar sus apariciones a la exclusión o reducción significativa del tiempo en pantalla de otros.
El factor stream: como señala este tuit de Federico Poore, el porcentaje de votos unificado de las dos listas más mostradas allí ascendió a menos del 5%. Lo que demuestra que el stream tiene un pésimo retorno de inversión.
Algunos candidatos insistían en la presencia en streams incluso mientras sus proyecciones de votos no se movieron en absoluto en los sondeos durante el proceso.
En campañas ultra profesionalizadas como la de Evolución, por ejemplo, eso se puede deber a dos factores. Uno subjetivo: la actual obnubilación en nuestra cultura con el formato, con el tópico de “es la manera de llegarle a los jóvenes”.
Otra objetiva: la influencia y mapa de relaciones políticas de los accionistas de esos medios y de las consultoras que programan en esos medios al tiempo que asesoran candidaturas.
Yo no creo (como sí dijo Myriam Bregman anoche) que eso sea “la” razón del ausentismo (“se muestran pocos y todos malos”, dice) ni una razón. Pero creo que pasar, pasó: hubo poca o nula vidriera para la mayoría de las ofertas. Me parece un tema interesante aunque no tengo conclusiones.
Igual, desde ya, presentarse a elecciones es una vidriera: muestra que tenés proyectos, decisión política, audacia de poner tu programa y tus metas en consideración, y te posiciona entre actores políticos, saques los votos que saques. Pero en términos de propaganda, se retrocedió.
Los espacios gratuitos hacen que las personas conozcan la totalidad o gran parte de la oferta, algo que es su derecho. Tienen que volver, y tenemos que dejar de ver a la defensa de la democracia como una gran cosa abstracta: también es la suma de estas chiquitas.
Etiquetas: Buenos Aires, Clara Albisu, Democracia, elecciones, Medios de comunicación, política, streaming