Blog

04-09-2025 Entrevistas

Facebook Twitter

Por Guadalupe Mestas Izurieta

“Hacer drag es político, pero no en el sentido partidario de tener la banderita de algún color. Es político porque rompe con determinados patrones sociales para poder estar en la calle. Eso genera algo en el otro, mueve a la sociedad”, cuenta Kairo, drag queen que, como en el momento de la entrevista no está montada, me aclara que no le molesta que use pronombres masculinos para referirme a él.

Su definición me llevó a Hannah Arendt, filósofa y politóloga alemana, quien en su análisis de la polis griega entiende a lo político como perspectivas diferentes de un espacio común. “La polis se diferenciaba de la familia en que aquella sólo conocía ‘iguales’, mientras que la segunda era el centro de la más estricta desigualdad”. Para Arendt, lo político se sostiene como un espacio donde todos somos iguales y podemos hablar, disentir, opinar distinto. Algo de eso transmite también el arte drag: incomoda e invita a salir de las zonas de confort.

No es casualidad (o quizás sí) que el transformismo, es decir la práctica de adoptar la apariencia y el comportamiento del sexo opuesto, también se remonta a la antigua Grecia. Los hombres interpretaban los papeles masculinos y femeninos en todas las obras. Siglos más tarde, a fines de 1880, William Dorsey Swann, un esclavo liberado de Estados Unidos, fue la primera persona en proclamarse drag. En el siglo XIX, surgieron drag balls en Nueva York, espacios de encuentro, baile y libertad para las poblaciones segregadas. En 2009, Ru Paul lanzó RuPaul’s Drag Race, un reality show que busca la próxima superestrella drag de Estados Unidos, y que cuenta con 17 temporadas, la última lanzada en 2025. 

En Argentina, el arte drag comenzó a tomar fuerza luego del final de la dictadura cuando el teatro under se empezó a mezclar con el transformismo escénico. Así, surgieron locales icónicos como el Parakultural, un espacio artístico ubicado en el centro porteño que funcionó entre los años 80 y 90. Allí participaron Alejandro Urdapilleta, Humberto Tortonese y Antonio Gasalla, grandes referentes del transformismo y del drag. Si bien esta forma de expresión está creciendo, la libertad de vestirse como se desee está permitido desde hace muy poco. En 2002, un juez declaró inconstitucional un artículo Código de Faltas, que penalizaba a quienes vistieran prendas “del sexo opuesto”. Posteriormente fue derogado. 

En este contexto todavía represivo Kairo decidió dar vida a este personaje que, con el tiempo, fue mutando. Hoy es actriz, conductora de eventos, tatuador y community manager. En 2024, participó en la presentación de Lali durante los Premios Gardel, y este año volvió a compartir escenario con la cantante en Vélez.

¿Qué te llevó a elegir esta forma de expresión?

Toda la vida fui inquieto, curioso y estaba en contacto con lo artístico. Una vez papá tenía un amigo con el que trabajaba y fuimos a una comparsa. De repente lo veo montada de drag y fue shockeante pero no de forma negativa, se lo veía bien y feliz. Después miraba a Urdapilleta, Tortonese y Gasalla. Siempre estuve en contacto con este lado, entre comillas “femenino”. Digo comillas porque es como que no me gustaba separar tanto las cosas. Empecé a jugar y a estudiar teatro, lo que me permitió entender que podía crear personajes y mutar. La primera vez que me monté fue a mis 19 o 20 años: decidí ir así a un boliche. A partir de ahí empecé a mostrarme y a hacer mi camino. 

¿Cómo fue mutando Kairo?

Kairo es mi nombre artístico en general, pero el drag lo vivo como una identidad más, como un alter ego. Por eso, Kairo muta en vestuario, en pelo, maquillaje, pero no en esencia  porque esa esencia es mía. La primera vez que me monté fue sin barba y la segunda o tercera vez empecé a dejarme la barba y me encontré con un rechazo dentro de este mundo porque las drags y transformistas eran muy duras en esa época. Mi mutación más grande fue esa: yo puedo estar con barba y ser muy femenina, hasta confundí a algunos hombres hetero. 

¿Qué significa ser drag para vos hoy?

El drag es un arte que expresa tus emociones a flor de piel, las transmuta todo el tiempo y de alguna forma es y va a seguir siendo una lucha constante. Se trata de crear un personaje, dar un mensaje y al mismo tiempo hacer una búsqueda todo el tiempo.

¿Qué te interesa transmitir cuando salís a escena?

Siempre va a haber gente que se ría de vos porque todavía te toman como la payasa del momento. Eso es inevitable y pasa en todos los rubros. Pero uno o una, como drag y como artista, asume la responsabilidad de cambiar ese discurso. Lo más puntual que busco con mi show es comunicar algo que transforme, que te ponga en el lugar del otro. Por ejemplo, miro a una pareja hetero y les pregunto si son pareja. Cuando me dicen que sí, les digo: “No chicos, perdón, están enfermos”. Les hago todo al revés. Y se ríen, pero al mismo tiempo se quedan recalculando porque alguien les está diciendo algo que los choca y de alguna manera abre su espectro.

¿Cómo manejás la contradicción entre querer romper con las etiquetas, pero a la vez necesitar ser reconocida por tu identidad?

Hay algo que tiene que ver con lo utópico, con ese deseo de lo utópico, y con lo que realmente es una sociedad. Puedo desear que todos vivamos felices pero eso no representa la realidad. Cuando la gente entra en ese lugar de “ah, pero vos pedís que no te etiqueten, y a la vez me pedís que te etiquete”, también hay algo de contradicción. Te puede molestar, podés estar de acuerdo o no, pero hay que respetar que esa persona está queriendo mostrar algo. Entonces es medio contradictorio, pero también es cierto que si no se etiqueta, no se nombra, y si no se nombra, no existe.

¿Cómo sentís que cambió el día a día para ustedes en este último tiempo?

Entre este año y el año pasado el nivel de violencia y de intolerancia de la gente se agradaron muchísimo. He vivido situaciones como estar en la puerta de mi trabajo toda montada y que pare un auto, me mire, vuelva a pasar, me amenace, después vuelva a pasar, me amenace otra vez. También me cancelaron los Ubers porque me ven maquillada, cosa que antes no me pasaba. Esto no es casual, cuando el discurso de odio es muy de arriba habilita a todos los de abajo. Javier Milei, cuando habló en el Foro de Davos, dijo que en versiones extremas la homosexualidad lleva a un abuso infantil. Para una sociedad, el presidente es la representación de una superioridad, alguien que tiene que guiar a un país entero. Si esa persona está a los gritos, odia a todo el mundo, se ríe de los discapacitados, de los jubilados y de los gays, no podés pretender que una sociedad que a lo mejor tenga un poquito de odio no lo lleve a agrandarlo. 

¿Qué te gustaría que pasara con el drag en los grandes escenarios en Argentina en el futuro?

Estamos creciendo, pero al mismo tiempo hay mucha violencia. Por eso, deseo que hayan más espacios para las drags. Hay que estar en lugares incómodos y demostrar que existen otras ramas de la vida que son normales y que tienen que ser normales. Espero que otros artistas repliquen lo que hizo Lali. Hoy más que nunca hay que seguir rompiendo el machismo, entender que cuando se desea muerte al macho no es matar a los hombres, simplemente muerte del macho es matar el concepto de macho. Tienen que haber más representaciones de drags. También entender que la lucha del colectivo LGBTQ+ no es solamente para nosotres, es siempre hablar de la no discriminación. Y no conozco a alguien que no haya sido discriminado en algún momento y eso no hay que normalizarlo.

 

Etiquetas: , , , , , ,

Facebook Twitter

Comentarios

Comments are closed.