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¡Ayyyyy, nena! ¡Qué pesadisha! ¡Qué shusto! Una no puede shufrir tanto mientras duerme, y esho que asher no bebí mi copetín previo a acostarme. No, nena, cómo querés que me tranquilishe. Fue deshagradable la pesadisha, estaban todos de rulos, todo la shiudad tenía rulos y fingía ser fresca, cómo no querés que me ashuste. No entendés nada, nena, sos igual que Albert que nunca entiende nada. ¿Por qué shonreís? Como que no, te acabo de ver que shonreíste cuando nombré a Albert. Hashete la tonta, nena, que te shale de maravisha. Andá, andá a deshirle a Albert que haga shu trabajo y me traiga el desashuno. Hoy me quedo en la cama hasta que me recomponga.
Esta chica shalió mal, deshí que es linda si no, pero le fasha un poco. Cómo no va a entender lo que le quiero deshir. ¡¡¡La shiudad con rulos!!! Menos mal que fue un shusto no más, un pequeño shobreshalto, pero grashias a Dios todo va a sheguir igual, como tiene que sher.
Nesheshito café, que cosha sheria este empleado. ¡Albert! ¡Nena! ¿Dónde she metieron? El desashuno, querido. Nena, ¿le dijiste? Están todos shordos, ahora. No puedo creer que tenga que levantarme a deshirle al empleado que me traiga el desashuno. Estas coshas antes no pashaban. She está degenerando todo. ¿Dónde she metieron?
¡¡¡NEEEENAAAA!!! No lo puedo creer, me quiero morir, voy a desfashecer acá no más. Esto es parte de la misma pesadisha. Guardate esho, Alberto, por el amor de Cristo Jeshús. Esto es una barbaridad. ¿Con el empleado, María Eva? ¿Vivís en París y te venís a liar con mi empleado de interior argentino? No lo puedo creer, ustedes me quieren ver muerta. Cashate, Alberto, no intentes menshionar palabra. No lo puedo creer, me están aumentando las palpitashiones, me voy a descompensar. Por shuerte Juan Roberto she fue temprano y no tuvo que ver éste espanto de la rasha humana. ¡¡¡Noooo, nena, ni she te ocurra comparar mi relashión con Juan Roberto con este chiquero que acabo de ver!!! Yo no me arrodishaba ante el empleado a las ocho de la mañana. ¡Yo no! Me voy al cuarto. Traeme el café, Alberto, y que shea rápido, tratá de que shea antes que deshida echarte a la cashe.
Bueeeeeno, querido, por fin te dignaste a hasher tu labor en vez de andar pelándole la pava a la hija de tu patrona. No, Alberto, no, te dije que no quiero escucharte, no tenés nada para dechir shalvo que pedir disculpas. Shé que la nena es irreshistible porque tiene curvas exshuberantes, lo shé porque sho era igual, pero no por esho tenés habilitado hasher lo que hishiste y menos en mi cocina. Igual, imagino que no tuviste tiempo ni de reshistirte. Esta chica es una cosha increíble, ahí shi que no sé a quién salió, habrá shido al shucio del padre que era un delincuente rapidíshimo, la nena no es delincuente peeero… No te rías, Alberto. Enshima te reís. She te están shubiendo los humitos, querido. Andate para ashá, hasheme el dignísimo favor. Andá a limpiar esha cocina, expuragala, no shé, pero que no quede ni un mishero olor a esho que hishieron.
Nooo, nena, nooo, ni vengas con esha cara de pobreshita que no te la cree ni el pelotudo de Juan Roberto. Y hablando del pelotudo, menos mal que she fue a jugar al squash temprano, mira shi te encuentra, que te quiere como una hija, y con Alberto, vos no tenés cara, ¿dónde quedó toda la educashión que te di? ¿A dónde, me querés decir? No, María Eva, no she pareshe en nada a cuando conoshí a Juan Roberto, no quieras excusharte ahora, ya está, sheguro fue una confushión. Está bien, Alberto es pintoresco, de color y de limpiesha, pero pintoresco al fin. Lo conshervo por eso, porque a las chicas les encanta, y por ende, me envidian un poquito más.
Igual te entiendo, yo a tu edad cometía las mismas transhgreshiones. Te shacaste las ganas, listo, mañana te vas y listo. Yo olvido la atroshidad que vi y vos te olvidas de Alberto, ¿Está bien? ¿No qué? ¿Qué querés deshir con que no te vas? ¿Hasta cuándo te vas a quedar? ¿Cómo que no sabes? ¿Qué Alberto qué? No seas groshera, nena, te lo pido por favor.
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Etiquetas: La Sheñora
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