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Por Federico Capobianco
I
La sentí estallar. Al momento del impacto un pinchazo fuerte anunció que algo se me había roto. No había sido uno de mis mejores días y si no era la bolsa, algo iba a ser. Fue mi muñeca. El golpe salió torcido desde el principio. No pensé en cómo sacarlo sino sólo en sacarlo. En que salga y saque lo que estaba de más. Que se descargue contra la bolsa. Ahí el error. Si sale torcido llega torcido. De ahí la explosión en la muñeca. De ahí el dolor. No más golpes.
Fue la primera de todas las veces que usé un gimnasio de boxeo como anestésico. Es un deporte física y mentalmente impecable. Hasta la posibilidad de disfrute y temor que genera subirse a un ring a “guantear”. Uno termina exhausto. A veces golpeado. Pero exhausto de todas formas. Y lo bueno de eso, es que con todos los quilombos que uno entra al gimnasio, al salir no existen. Todo, absolutamente, de una manera indescriptiblemente perfecta, pasa a chuparme un huevo.
II
En palabras de especialistas, cuando las demandas de nuestra vida diaria nos exceden y no podemos atenderlas todas, un montón de hormonas -cortisol, adrenalina, noradrenalina, epinefrina- se liberan en el organismo y lo preparan para intervenir de las dos maneras básicas para defenderse: ataque o huida.
Todo muy lindo así explicado pero es casi imposible aplicarlas. Nadie puede huir de los quilombos y nadie puede aplicar el ataque porque no se trata de enfrentar los problemas si no de una ganas irrefrenables de aplicar violencia contra eso o contra lo que se cruce. Si tuviste un día de trabajo problemático, saliste y el tránsito es un quilombo, y llegas a tu casa y es un despelote, no vamos a tener ganas de solucionar los problemas sino de prender fuego casa, jefe, perro y familia.
Según algunos estudios psicológicos, los modelos de desarrollo centrados en el logro individual y la competencia, contribuyen a que la vida urbana nos vuelva cada vez menos tolerantes. En toda competencia alguien pierde y nadie quiere hacerlo. Sin embargo, el Doctor en Biología David Bueno –por ejemplo- asegura que “somos una especie violenta por naturaleza. Por dos razones. Porque somos agresivos y porque somos creativos. La agresividad es algo que compartimos con el resto de animales. Es una emoción. No es buena ni mala. No tiene connotaciones morales o éticas, simplemente es parte del instinto de supervivencia. La violencia es otra cosa. Es una agresividad consciente. Y para eso hace falta imaginación. Creatividad. El ser creativo es capaz de relacionar dos cosas que no tienen una relación natural. Su deseo de imponerse con la forma de conseguirlo, por ejemplo. El hombre sabe que siendo agresivo puede conseguir algo”. Y cuando dice “hombre” no es reducción patriarcal del humano si no que es posta una cuestión de género. La testosterona es la hormona que masculiniza y la que impulsa a dominar, por eso, asegura Bueno, el 90% de la violencia en el mundo la ejercen los hombres.
III
Leo esto y me es imposible no pensar en el balotaje. En las redes sociales previas al balotaje. Donde la creatividad está puesta en agitársela al macrista, al trosko, al k, al neoliberal, al de derecha que ya no es de derecha porque está contra la derecha, y así a cualquiera, para hacerlo quedar como un idiota porque le interesan cosas distintas. “Si no hay daño no hay retuit” le dice un tuitero a otro. En Facebook, mis contactos se acusan de “dar lástima”. Todo un mejunje de discusiones barderas sin utilidad, con la única intención de dominación discursiva virtual porque fuera de eso se cae en pedazos. ¿Está mal? No lo sé. Lo que sí está mal es no admitirlo. No admitir que queremos pisotear al otro porque creemos tener razón. Pero sí admitimos, en cambio, que nuestra intención es hacerle ver, al otro, de forma educada, que para nosotros es un pelotudo.
Y se supone que hasta el próximo 22 va a ser así, porque en las redes no hay veda. Mientras que los dos boludos que se juegan el poder entero no se dicen absolutamente nada. Ni entre ellos ni a nadie. No dicen nada. Amor, fe y confianza es su máxima expresión de creatividad. ¿No podemos pedirle que se apuren un poco? ¿Qué saquen a la luz la mierda del otro? Si sólo van a lanzar frases de manual de secundaria que al menos digan algo con la intención de tirarles un churrasco a la horda de monillos hambrientos y así calmarles la ansiedad y el estrés que genera la contienda electoral. Si no va a haber claridad que sea quilombo. Que al menos va a ser más divertido.
IV
Hay formas de canalizar la agresividad y aplicar la creatividad en otra cosa. Siempre y cuando eso no se convierta en adicción. Ahí pasaría a ser también una demanda. Uno puede hacer cualquier cosa que signifique desprenderse de todo y disfrutar. Obvio que el deporte, con el desgaste que requiere, es lo más recomendado, pero cualquier cosa que uno elija puede funcionar. Es importante y saludable admitirse con la capacidad de violentarse y estar dispuesto a gestionar esa violencia, que mostrarse siempre simpático enarbolando la paz y el amor. Estos últimos son los peores.