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18-11-2016 Entrevistas

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Por Luciano Sáliche

No hace falta tener un tercer ojo para darse cuenta que mercado literario es un terreno complicado. Por supuesto que no estamos hablando de las grandes editoriales, que cuentan con sistemas de producción industriales y un capital de financiación insuperable, poseen los derechos de publicación de obras consagradas y tienen un circuito de circulación engranado a todas las vidrieras importantes. Acá el tema son las editoriales independientes, emergentes o alternativas que pujan desde un oscuro pasillo subterráneo donde, de tanto en tanto, aparece una voz que descolla en el mercado con la frescura de lo genuino. Pero, ¿cómo lograr sobrevivir? ¿Dónde están los puntos dorados de las grandes editoriales y cuáles son las estrategias con que las más pequeñas batallan?

Como respuesta a esta desigualdad apareció La Coop, un espacio que nuclea a doce editoriales: Alto Pogo, Añosluz, Audisea, Azul, Conejos, Vox, Espacio Hudson, Mágicas Naranjas, Paisainta, Qué diría Víctor Hugo?, Santos Locos y China. En la calle Bulnes, pleno barrio de Almagro, montaron su punto físico, desde donde almacenan sus productos, los distribuyen y dan todo tipo de cursos. En unos día abrirán la librería al público. Un frente alternativo con el cual dar batalla en el mercado editorial. Así lo definió Caterina Gostisa, una de sus miembros. Caterina es de esas chicas que tienen los zapatos embarrados. Con apenas 29 años posee un currículum en presente agresivo: en 2013 fundó China Editora –que hoy lleva adelante junto a su marido, el escritor Luciano Lamberti–, dirige con Sebastián Realini la agencia Dante Prensa Editorial y este año creó, junto a ocho editoras, Odelia, una editorial que acaba de reeditar Las fuerzas extrañas de Leopoldo Lugones. 

¿Por qué editar hoy libros en Argentina?

Para poder hacerle frente a la situación de desigualdad en la que se encuentran las editoriales independientes con respecto a los grandes grupos editoriales.

¿Cuál es tu objetivo al llevar adelante una editorial? ¿Cuál es la misión -por llamarle de alguna forma- de China dentro de la cultura y de la literatura?

Buscamos facilitar el encuentro entre un texto y sus lectores. Creo que existe una especie de sexto sentido del editor que hace que pueda distinguir entre una obra buena capaz de interesar al lector y otra que no. Nuestro objetivo es poder brindarle opciones al lector. Que  no se conforme con las vidrieras de las librerías cadena. Con China Editora tratamos de construir nuestra agenda a partir de nuestros intereses, tratando de evitar que la agenda del mercado editorial mainstream nos limite. Nuestra misión es construir un buen catálogo editorial. Poder incorporar buenos escritores a nuestro sello y acompañar a esos autores por los que apostamos a lo largo de toda su carrera.

¿Cómo surgió la idea de formar La Coop? ¿Qué genera el trabajo colectivo entre diferentes editoriales que no logra el individual y específico de cada una por separado?

En primer lugar nos afectaba bastante la precariedad de la distribución. Cada editorial llevaba sus libros a las diferentes librerías por su cuenta. Lo mismo con las entregas de libros a particulares. Incluso algunos se manejaban con bici. Nos dimos cuenta de que ese modo de hacer las cosas era contraproducente y que nos convenía comenzar a trabajar juntos y trazar estrategias editoriales comunes. Así que lo primero que hicimos fue formar nuestra propia distribuidora. El trabajo colectivo en materia editorial abre muchas puertas. Significa dejar de estar aislado. Los problemas y dificultades de  las editoriales independientes son similares y comparables en todas partes del mundo. Esta manera de pensar y de vivir la actividad editorial como una actividad colaborativa entre distintos sellos –que se viene dando desde hace varios años en Argentina y en el resto del mundo- favorece a la creación de un frente alternativo con el cual dar batalla en el mercado editorial, con un fin común: ganar más lectores.

Luciano Lamberti y Caterina Gostisa

Luciano Lamberti y Caterina Gostisa

Hay una suerte de proliferación de talleres literarios, tanto creativos como de lectura, o al menos eso se visibiliza a partir de las redes sociales. ¿Creés que pueden transformarse en una «fábrica» de nuevos escritores?

Es cierto que en la actualidad los talleres literarios se multiplican, pero también es cierto que se visibilizan más ahora gracias a las redes sociales. Talleres de escritura siempre hubo. Lo que creo que cambió es que esos escritores tienen más posibilidades de publicar sus textos, y que esos espacios de talleres de escritura sirven como puente a las editoriales alternativas.

Viviste el mundo de los dos lados, antes y después de internet, ¿cómo cambió la literatura en esta bisagra?

Hoy en día podemos acceder, gracias a las redes sociales a muchísimos suplementos culturales online, a blogs de reseñas, revistas digitales, etc. Los hábitos de lectura son totalmente diferentes a lo que eran hace diez años.

¿Creés que internet deterioró o alentó la relación de la sociedad con la literatura?

Claramente alentó la relación de la sociedad con la literatura.

Una de las especificidades de China es publicar autores nuevos, pero también clásicos como Shakespeare y Arlt, ¿cómo hacerle frente a las «vacas sagradas» y best-sellers en el terreno literario? 

Buscamos marcar una diferencia en nuestras ediciones de autores consagrados a través de diseños originales, prólogos atractivos, ediciones aggiornadas. Además, lo que nos diferencia es el seguimiento que hacemos de nuestras publicaciones a lo largo de los años. Los grandes grupos editoriales que publican clásicos consiguen publicidad en los grandes medios, sacan un par de reseñas y luego siguen para adelante con la siguiente novedad. En nuestra editorial promocionamos nuestros textos a lo largo de los años, no dejamos un libro de lado cuando pasamos al siguiente. Buscamos que todos los libros de nuestro catálogo dialoguen entre sí.

¿Cómo hacerle frente a las grandes editoriales? ¿Cómo es esa puja en el campo literario?

La estructura de venta de la industria editorial es la misma que hace mucho tiempo: el grueso de la pirámide está compuesto por los libros de nicho –para embarazadas, de autoayuda, astrología, historia, etc- y es una franja que llega a los 200.000 ejemplares y suelen sacar 5 o 6 reimpresiones. Es una franja interesante como objeto de estudio. Toda esta franja no tiene una incidencia en el campo intelectual. Nunca van a tener una reseña en Ñ, por ejemplo. Lo que lee el campo intelectual argentino será el 20% de lo que sale en un año. Hay una prensa especializada. Los libros de ese nicho son los que sostienen a la industria editorial. Las editoriales independientes no peleamos esa batalla. Nuestro fuerte está en la oferta de opciones para el lector. Los grandes grupos editoriales suelen tener colecciones similares a las de otros grandes grupos. Y nosotros apostamos por la variedad.

¿Leés e-books? ¿Creés que llegaron para quedarse?

Un montón. Descargo libros constantemente y los leo del Kindle de mi marido o desde la compu. Con los e-books me doy el gusto de abandonar la lectura si el libro me parece aburrido, cosa que no hago si el libro es de papel. Llegaron para quedarse, claro. Los que leen en papel no van a dejar de comprarse libros si los consiguen en digital. A mí me pasa que cuando leo un libro en digital y me gusta mucho luego me lo compro también en papel.

Siguiendo con internet, ¿hasta qué punto modificó la forma de narrar? ¿Por dónde creés que pasan hoy las tendencias literarias en lo que refiere a los temas y las formas de las ficciones?

Internet cambió mucho la forma de narrar. Por lo menos lo noto bastante en la literatura que yo consumo. Veo una tendencia al género de terror y ciencia ficción, pero creo que es más una consecuencia de la influencia de las series de televisión que otra cosa.

¿Cómo definirías al ambiente literario argentino de los últimos años? 

Desde hace varios años que no frecuento mucho el ambiente literario argentino. Tengo 3 hijos (!) y además me la paso todo el día trabajando, así que no tengo tanto tiempo como antes para asistir a lecturas, presentaciones, y ese tipo de actividades. Pero supongo que no cambió mucho en los últimos años. 

Y por último, ¿cómo evaluás las políticas estatales de los últimos años en el mercado editorial? ¿Hubo cambios desde el último cambio presidencial? ¿Ves un futuro esperanzador?

Es cierto que en el presente existen políticas estatales destinadas a impulsar la actividad editorial. De todos modos, creo que algunos de esos subsidios tienen requisitos muy específicos que hacen que varias editoriales nos quedemos afuera. Los subsidios, becas, préstamos, subvenciones, concursos, etc. son solo una de las formas de financiar los títulos que queremos imprimir. Creo que la mejor estrategia de financiamiento es el asociativismo con otras editoriales. Reporta beneficios más grandes que los incentivos económicos.

 

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