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25-01-2017 Entrevistas, Notas

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Por Luciano Sáliche

El verano en Buenos Aires es un limbo entre el sopor y el delirio, pero cuando se camina sobre el cemento de una autopista totalmente cortada la experiencia se parece a los espejismos. En el cielo, un helicóptero sobrevuela la manifestación; en el suelo, los activistas cantan: “¡unidad de los trabajadores y al que no le gusta se jode, se jode!” ¿Qué posibilidades existen de que ese enorme moscardón amarillo que zumba con prepotencia comience a disparar rayos láser contra los manifestantes y sus banderas? El calor deshidrata pero no borra la cordura: ayer, todo el gremio de prensa y muchas organizaciones políticas y sociales se unieron frente a los estudios de TN cortando la Autopista 25 de mayo para reclamar por los 380 despidos en la planta de AGR Clarín. Todo en nombre de la solidaridad de clase.

El lunes 16 de enero comenzó la historia. En la planta ubicada en el barrio de Pompeya, frente al anuncio de las cesantías masivas y el posible cierre del taller donde se imprime gran parte de las publicaciones analógicas del Grupo Clarín, los trabajadores votaron en asamblea ponerle un freno al avance patronal: tomaron el lugar y desde entonces aguardan respuestas. Al momento, las únicas fueron un recuadro en el diario titulado “Un grupo de 40 empleados tomó con violencia un taller gráfico” y una represión con balas de goma y gases lacrimógenos contra los trabajadores y sus familias. Ninguna pudo frenar la lucha, al contrario… la lucha se avivó como un fuego ventilado: la gran manifestación de este martes 24 de enero es una prueba de eso.

“El gobierno está atrás de la patronal de Clarín. Desde este lado se tiene que poner mucha fuerza, se está poniendo, esto es muy importante”, le dice Luis Zamora a revista Polvo en referencia a las recientes declaraciones del ministro de trabajo Jorge Triaca que justificó los despidos en nombre del “cambio tecnológico” del medio. El dirigente político del partido Autodeterminación y Libertad tiene fe y asegura que “esta pelea hay que ganarla. Acá hay que lograr la reincorporación de todos los compañeros y la reapertura de la planta, esa es la pelea más grande. Y la unidad hay que darla alrededor de esto, todos juntos tirando al mismo tiempo de la soga. Es una pelea sobre los convenios, contra la flexibilización laboral. La decisión del gobierno es atacar a todo el movimiento obrero, así que es una pelea de todos”.

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La convocatoria era a las 10 y ya para las 10:30 la cantidad de manifestantes se tornó realmente grande. Cánticos, aplausos y redoblantes entre los ruidos que emanan las grandes movilizaciones y que en este caso fue similar, pero tuvo una solidaridad de clase que vale la pena rescatar: no sólo concurrieron comisiones internas y asambleas de varios medios de comunicación (con el Sipreba a la cabeza), también organizaciones sociales, partidos políticos y movimientos sindicales. Mientras la CGT aguarda esa gota que promete rebalsar el vaso, la clase trabajadora parece estar pidiendo que ya es hora, que no hacen falta más muestras, que el Gobierno apaña y alienta los despidos y que la solución está en patear el tablero y pararse de manos frente al desquicio patronal.

Raúl trabaja en la planta AGR desde hace 17 años. Tiene puesta una remera azul con el logo de la empresa y está convencido de que es cierta esa frase ricotera que dice que el que abandona no tiene premio. ¿Cuál es su premio? “Que esta convocatoria haga realidad la esperanza de que la empresa se digne a recibir a los delegados para tratar de solucionar este conflicto, porque el cierre inesperado que tuvo la empresa no corresponde, porque trabajo hay. No se entiende lo que quiere hacer la empresa… bah, en realidad se entiende: quiere romper la unidad que hay en el taller y eso es algo que no vamos a permitir”, le dice en un breve diálogo con Polvo.

No son sólo manifestaciones aisladas como se dio en otros conflictos, en esta oportunidad los trabajadores están adentro de la planta y eso implica una ventaja a la hora de negociar, pero también un costo: “La toma la llevamos como se puede, no es algo lindo que queríamos hacer pero lamentablemente nos llevaron a eso. Por ejemplo, hay muchos compañeros que tienen a los hijos con tratamientos oncológicos que la empresa les cortó la obra social. También está la falta de dinero porque la empresa no nos abonó la quincena que ya habíamos trabajado. Estamos peleando como se puede, pero obviamente bajar los brazos no los vamos a bajar porque sabemos que la empresa quiere romper la unión», concluye al agregar que «los canales no informan, desinforman”.

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A las 11:12 de la mañana, la conductora de TN Silvia Martínez (que no es Silvia Martínez Cassina) da la noticia en pocos segundos. Se enfoca en el corte de la autopista y señala que los protagonistas son “agrupaciones de izquierda, entre ellas el Polo Obrero”. No más que eso, como si contara el clima de la tarde o el resultado de un amistoso entre dos equipos locales de handball. El zócalo es enorme, imponente: “Corte total en la AU 25 de Mayo”. Del otro lado de los vidrios, las gotas de sudor ruedan por la espalda y un hombre pregunta por un médico. Hay un eco generalizado hasta que avisan que adelante, en la columna de la FUBA, hay uno. Una chica aparece caminando sostenida por dos compañeras: el calor provoca descompensaciones. La manifestación no se calma y hace ruido, todo el ruido posible, imperceptible para los micrófonos del estudio aislado que allá arriba, en lo alto del mundo, debe estar fresco como un iglú.

“Evidentemente se está padeciendo un cerco mediático. Creo que lo que hay que denunciar es que es una enorme movilización que intenta ser ocultada en nombre del Grupo Clarín”. La que habla es Myriam Bregman, sonriente como siempre, que camina junto a la enorme manifestación. Luego de seguir la curva de la autopista, la marea de activistas comienza a bajar hacia 9 de julio y Avenida San Juan. La dirigente del PTS en el Frente de Izquierda tiene puesto un vestido floreado y el agobiante sol que se asoma entre las nubes no parece ni siquiera molestarla.

“Es parte de un proceso de lucha que tenemos que seguir dando. Esta movilización tiene que ser una de las tantas para impulsar la lucha contra los despidos en Argentina”, le dice a Polvo, y agrega: “Lo que está haciendo Clarín, el atropello que está aplicando contra sus trabajadores es la típica prepotencia patronal que se está desarrollando producto que la CGT está completamente en tregua con este gobierno. Le exigimos a la CGT que se ponga a la cabeza, porque acá se ha discutido mucho el rol de Clarín, el rol de los medios… bueno, este es el momento de ponerse a la cabeza y hacer que estos despidos vuelvan atrás.”

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