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Por Luciano Sáliche
Hay una anécdota conocida. A principios de los setenta Stephen King venía escribiendo bastante, pero no había publicado ninguna novela. Vivía con su mujer en una casa rodante —eso que los norteamericanos llaman remolque— donde se la pasaba tecleando una máquina de escribir y chupando cerveza. Había acordado con una revista una historia corta sobre una mujer que, con la llegada de su primera menstruación, adquiría una serie de poderes telequinéticos destructivos. Iba por la tercer página, pero no le gustó y las tiró a la basura. Tabitha, su esposa, fue la que metió la mano en el cesto rebalsado de cáscaras de banana, salsas aceitosas y paquetes de snacks vacíos. Metió la mano, sacó esas tres páginas y las leyó. Le encantaron. Llamó a su esposo, que seguro estaba bebiendo a algunos metros de allí, y lo convenció. “¿Cómo vas a desechar esta historia, imbécil? Tienes que continuarla”.
Carrie se transformó en la primera novela publicada de King y, dos años después, fue adaptada al cine. Nada menos que Brian de Palma se hizo cargo del asunto; las protagonistas fueron nominadas al Oscar y su vida fue una pendiente hacia arriba, con algunos altibajos —como cualquier vida—, pero siempre hacia arriba. Si bien la primera tapa del libro fue sobria —luego vinieron las versiones terroríficas con chicas gritando cubiertas de sangre— todas las versiones tienen, en su primera página, una dedicatoria especial: “Para Tabby, que me metió en esto / y luego me ayudó a salir”. Una historia de persistencia, un gesto inaugural que haría de King, ya más alejado del temor y la humildad de los no publicados, un escritor arrollador.
De este lado del Ecuador, Federico Sironi conoce muy bien la obra de este escritor nacido en Portland, Estados Unidos. “El género del terror le queda chico”, le dice a Polvo. Sironi escribió varios libros: el poemario Alteraciones (2001), el ensayo Lo erótico y otros y las novelas Los infieles (2009) y El hombre de los pantanos (2011), entre otras cosas. Pero a fines del año pasado apareció Alabanza y crítica de Stephen King: el terror como contrapunto del miedo (Deixis editorial, 2016), un texto breve pero concreto que disemina y analiza un corpus del narrador que, posiblemente, tenga la mayor cantidad de fanáticos en el mundo. No fanáticos en el sentido de la euforia por la estelaridad o de la celebración acrítica del status cultural, sino más bien como un reducto de culto que sólo puede dar un hombre que escribe con la potencia de Hollywood, el impresionismo de los cómics y el suspense de las series actuales, varias décadas antes de que se pongan de moda (basta con decir que Stranger Things contiene guiños a la obra de King). Identificación y reconocimiento para con un público que, una vez inmerso en la senda de su obra, no puede escapar.
Entonces, ¿quién fue y es King, «un autor que —así lo define Sironi en su ensayo sobre 22/11/63— aumenta desproporcionadamente el terror al tiempo que lo hace cotidiano»? ¿Qué es lo que lo vuelve tan actual? ¿Por qué aún, pese a su éxito arrollador y al respeto que le toma todo aquel que lo lee, no ha podido ingresar al podio de los escritores más importantes de los últimos años? ¿De qué hablan verdaderamente sus libros detrás de la máscara del miedo y el terror? «A mí lo que me llevó a escribir sobre King fue el azar —le comenta Sironi a Polvo—. Me encontré en la calle tirado un libro suyo que se llama Corazones en la Atlántida, que está por fuera del género del terror. Son cinco relatos que conforman un corpus narrativo que opera como una crítica a la Guerra de Vietnam. El libro me pareció maravilloso y una gran ironía. Ahí empecé a leer toda su obra».
Detrás de sus anteojos, sus largos cabellos grises y esa expresión casi caricaturesca, King mantiene un perfil sobrio y equidistante de lo estridentemente comercial. Si bien lo suyo son las súper ventas y las adaptaciones cinematográficas —la guita pasa por ese lado—, parece estar lejísimo del mareo de la fama. Como si aún, en su interior, estuviera encerrado en su remolque, chupando cerveza y haciendo que su máquina de escribir proyecte otra obra maestra: no cualquiera, sino otra, una que todavía no escribió. “Stephen King es más que un autor de culto y un escritor de género. Es un escritor bastante popularizado. No logró el reconocimiento generalizado todavía por el juicio de los intelectuales que conforman el canon de la literatura. Además, en sus tramas narrativas intercala pasajes que nos sustraen del género terror. También escribió muchos libros buenos que están directamente fuera, incluso, del género suspenso”, comenta Sironi.
Ya en el prólogo de Alabanza y crítica…, Sironi sentencia que «todas las novelas de Stephen King hablan de la angustia». ¿Será por eso que es un autor que siempre resulta actual? “Es la representación de la angustia casi cotidiana en cada una de las ciudades o pueblos donde se desarrollan las tramas narrativas. Ahí la angustia funciona como contexto y como hilo conductor que genera a la vez suspenso. La angustia nos lleva a suspender partículas, donde todo concluye en el miedo, que es lo que nos introduce al género de terror. Lo que se destaca de Stephen King, entonces, dentro de cualquiera de sus tramas narrativas, es la forma de manejar la angustia”.
La crítica literaria siempre es extraña, hay veces que navega por las profundidades de la obra y otras se queda en la superficie aplaudiéndola o insultándola. Sobre el final del libro, Sironi asegura que un escritor necesita «que sus libros sean mal interpretados». ¿A qué se refiere? “Es sencillo. En la relación que se establece entre emisor-receptor, el receptor que es el propio lector pone su carga interpretativa sobre lo leído modificándolo a su antojo. El destino de un libro es misterioso. Pero lo que vuelve a Stephen King un escritor imprescindible es la calidad de su literatura. Además es un gran divulgador de conocimientos y no sólo un escritor de entretenimiento. Hoy en día, eso no es poco.”
Alabanza y crítica de Stephen King
El terror como contrapunto del miedo
Federico Sironi
Deixis editorial, 2016
Etiquetas: Angustia, Federico Sironi, Literatura, Stephen King, Terror