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23-02-2018 Ficciones

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Por Sergio Fitte | Ilustración: Martín Malamud

Las mejores vacaciones solo se pueden dar en el lugar más caro del mundo. Estamos en la playa más exclusiva y majestuosa. Mi familia es muy rica. De todas maneras a mí me gustaría que hubiese más chicos de mi edad así tengo con quien jugar a la pelota. Al menos hoy no tengo suerte. Parece que me tengo que conformar con hacer castillitos de arena. Con esta arena finísima que solo se encuentra aquí. Decido que para fortalecer las paredes de la construcción que estoy realizando lo mejor es ir a buscar un poco de agua y hacia allí me dirijo.

A medida que me voy acercando a la orilla del mar pienso que estoy viendo alucinaciones. Cuando las puntas de las olas comienzan a acariciar mis pies ya estoy seguro de lo que veo. Son varios: cinco, diez, no importa cuántos, niños que se acercan nadando desde vaya uno a saber dónde. El corazón comienza a saltarme de alegría. Ahora sí podré jugar al fútbol con mis nuevos amigos.

El primero en emerger del agua me mira a los ojos, nos miramos a los ojos, yo quiero que él sea mi compañero de equipo y así les podremos ganar a todos los demás. Porque yo siento que con ese niño recién aparecido seremos amigos para siempre. Corro para contarle la noticia a mis padres que descansan sobre sus reposeras. Otra vez lo mismo, se queja papá ante mis dichos y yo no entiendo bien qué me quiere decir. Negros de mierda, agrega mamá, parándose fastidiada.

Vamos para el hotel a comer langostas. Yo prefiero quedarme a jugar a la pelota con mis amigos. Ni se te ocurra, me contesta y amaga con pegarme un cachetazo. No los habrás tocado, me advierte. Me quedo compungido, pero no me queda otra. Los sigo caminando. Además, qué fútbol van a jugar si están tan cansados, fijate ese, el chiquito, el sueño que tiene que ya se tiró a dormir boca abajo, grita papá y ríe burlón. Miro al nene y no me parece que esté durmiendo. Una pequeña ola hace como que se lo lleva, pero no se lo lleva. El chiquito es mi nuevo mejor amigo, con él quiero ganarles a todos.

Nos va a venir bien un poco de aire acondicionado y champagne, dice mamá. Y con ellos qué va a pasar. Nada mi amor, me dice ella, lo de siempre, los van a meter en bolsas negras y luego a los camiones. Y recién cuando todo eso pase nosotros volveremos a disfrutar de esta playa tan hermosa.

 

«Nadie nace virgen» de Sergio Fitte

* Cuento incluido en Nadie nace virgen de Sergio Fitte, recientemente publicado por Wolcowicz con ilustraciones de Ale Moreno y Moreno, Martín Malamud, Osvaldo Morua y Horacio Petre.

 

 

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