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Por Cecilia González
1— Muy feo que la ex presidenta, hoy senadora, no haya ido a la apertura de sesiones del Congreso. Ya sabemos que la institucionalidad mucho no se le da, pero no hay que olvidar que con estrategias (?) de este tipo el kirchnerismo viene perdiendo las elecciones. Fernández de Kirchner ya faltó también a reuniones de comisiones, o sea, al trabajo que debe realizar por haber sido electa senadora. Leo justificaciones varias de sus seguidores, pero qué quieren que les diga. Yo, si voto a un legislador, es para que, entre otras muchas cosas, vaya al recinto, mucho más para escuchar el informe de gobierno y los planes del presidente de turno. Capaz soy rara.
2— Es el discurso más apasionado que ha dado Macri. Casi a gritos. Leyendo lo menos posible. Se nota mucho el ensayo, tanto, que duró 40 minutos exactos. Impresionante.
3— Ya sabemos que los discursos del presidente argentino son mensajes genéricos de autoyuda en los que habla de felicidad, optimismo, esperanza, alegría y futuro. Pero entre una cosa y la otra, es curioso que ya no prometió pobreza cero, ni terminar con el narcotráfico, ni unir a los argentinos. Ya dejó atrás, por primera vez, sus incumplibles promesas de campaña.
4— Lo mejor del discurso, lejos, es que retomó varios reclamos feministas: salario igualitario, licencia por paternidad y programas para prevenir embarazo adolescente, educación sexual y reproductiva. Sí, en el pasado vetó el Protocolo de Aborto no Punible en la ciudad, pero es muy importante que Macri cambie de opinión (y de políticas) y se comprometa a aplicar leyes vigentes y a emitir nuevas legislaciones sobre temas pendientes de la agenda de mujeres, lesbianas, trans y travestis.
5— En uno de los tramos más esperados del discurso, Macri pidió un debate “maduro y responsable” sobre el aborto, pero antes repitió que está “a favor de la vida”. Es un oxímoron. Decir “estoy a favor de la vida” no es ni maduro, ni responsable, es sólo un cliché.
6— Nada de eso quita que Macri hoy hizo historia al convertirse en el primer presidente argentino que habla del aborto y reconoce frente al Parlamento que este debate es una deuda de la democracia. Gran mérito, por supuesto, de la ejemplar lucha feminista argentina que logró influir en la agenda política, mediática y social, y en un presidente que se acomoda a las tiempos.
7— Lo más gracioso de hoy fue ver a “la loca de los bebitos” (yo le decía “la señora de los embriones” para no insultarla, pero ya se le quedó el otro apodo) correteando a Macri para darle uno de sus muñequitos. No lo logró, pero hay que reconocer su fervor militante, no para.
8— Lo peor fueron, otra vez, las fotos del presidente saludando a la nada misma. ¿Pero qué necesidad de levantar el brazo para agradecer a un público inexistente? Si a Macri no le importan las masas, si gana elecciones sin llenar plazas, ¿para qué hacer ese “acting” que lo hace quedar tan mal tan frecuentemente? Capaz le sirve que la mayoría de los medios sólo publican fotos de él de frente, saludando a sus amigos imaginarios, sin aclarar que no hay nadie. En fin, qué sé yo de propaganda.
9— Ah, no. Me equivoqué, lo peor no fueron las fotos. Ratito después del informe, la Policía de Brasil reveló que Gustavo Arribas, el titular de la AFI, cobró 850 mil dólares de “propinas” de Leonardo Meirelles, uno de los arrepentidos del Lava Jato. Recordemos que Arribas es uno de los mejores amigos de Macri, hasta vive en su casa de Barrio Parque (¿cuánto le pagará de alquiler al presidente?). Caputo respira tranquilo este ratito que los reflectores no van a estar sobre él.
Etiquetas: Cecilia González, Gustavo Arribas, Luis Caputo, Mauricio Macri