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02-05-2019 Notas

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Por Martín Kohan

“En la Feria del Libro siempre se arma algún quilombete. Hay mucha política ahí”. La frase la escucho al vuelo en el bar de Federico Lacroze y Conde (me gustan esos bares notables, los que no precisan decir que lo son). En la televisión, claro, como en casi todas partes, rige TN. El habitué de bares ve mucho TN; no lo oye, pero lo ve, no puede dejar de verlo. Ve su elección de temas, sus semblantes, sus gestualidades, lee sus zócalos y sus títulos, y ya puede prescindir de lo que sea que están diciendo.

En el bar de Federico Lacroze y Conde, TN transmite en directo lo que está pasando en la inauguración de la Feria del Libro. Vemos en pantalla a Pablo Avelluto, antes ministro y ahora secretario de cultura de la Nación, callando frente al micrófono; al pie de la imagen, los zócalos nos informan que no lo están dejando hablar. Yo no estoy de acuerdo con que no lo dejen hablar. En principio porque no estoy de acuerdo con que no se deje hablar a quien sea; pero en este caso en particular, porque supongo que incluso para un cínico, y acaso Avelluto lo sea, no ha de ser tan sencillo tener que hablar en una feria del libro en circunstancias como las actuales, en las que el gobierno que él integra está produciendo, entre otras devastaciones, la devastación de la industria editorial. Dar la cara en este momento, aun cuando se la tenga de piedra, como puede que la tenga Avelluto, presumo que ha de ser laborioso. Más laborioso, en cualquier caso, que darse por censurado y por silenciado y poder luego ponerse a protestar por eso. A continuación, sin embargo, vemos en TN que Avelluto habla, y que gran parte del público presente decide darle literalmente la espalda. Eso, en cambio, me parece genial: hacer que se dirija a las puras nucas, negarle de hecho la rostridad levinasiana, dejarlo hablando solo, darse vuelta, ponerse de culo con el secretario y sus falacias profesionales.

En el bar, desde la barra, el comentario: “Hay mucha política ahí”. ¿No habría que interpretar la frase como un elogio a la Feria del Libro? ¿No habría que escucharla como un elogio, aunque no haya sido dicha así? ¿No habría que convertirla en un elogio, aunque haya sido proferida como una objeción? En efecto: hay mucha política ahí. La hay o tiene que haberla.

La feria es feria comercial (pues para eso está hecha) y es feria de vanidades (pues hay egos de escritores que precisan sitios donde expandirse a sus anchas); pero es también un ámbito de expresión cultural y debates intelectuales. ¿En nombre de qué se pretendería que no esté la política de por medio? Hace unas semanas, el Diario Perfil publicó dos cartas de lectores en las que se reclamaba a un columnista que no tocara asuntos políticos en el suplemento cultural. Está claro que hay quienes pretenden que exista esa separación. Una separación que preservaría a la cultura en la presunta pureza de un envasado al vacío, protegida de contaminaciones políticas; y al mismo tiempo se haría cómplice de las asombrosas limitaciones culturales que exhiben sin mayor pudor buena parte de nuestros dirigentes políticos (y no invoco un sentido restrictivo, elitista o sofisticado del concepto de cultura: apenas la disposición a tener cierta inquietud, alguna curiosidad, ciertos hábitos cotidianos, con la cultura en su sentido más amplio).

Por eso decido imprimir un tono de encomio a la declaración “hay mucha política ahí”. No se me escapa, sin embargo, en todo caso, la precisión verbal que la precede, el destello de esa palabra capital: “quilombete”. Quilombete y no quilombo. Lo que invita a dar al asunto una dimensión adecuada, como quien dice su justa medida. El debate cultural, el conflicto en la Feria del Libro, en esa escala: el quilombete. Reservando la escala mayor, reservando la palabra quilombo, para la expresión del descontento general de las masas en las calles. Que no es otra cosa, al fin de cuentas, que su correlato indispensable.

* Foto: Nicolás Stulberg

 

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'5 Responses to “La cultura en directo”'
  1. […] separados —aunque estén los que, como dice Martín Kohan, quieran preservar a la cultura en la presunta pureza de un envasado al vacío— sino que lo coyuntural se pierde en el magna del mito. Y Eva Duarte de Perón fue una persona de […]

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