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10-04-2020 Ficciones

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Por Giovanny Jaramillo Rojas

3 de agosto

Hoy cumplo siete meses encerrada. Soy una montaña rusa. Una aterradora catarata de turbaciones y desastres. He escuchado que escribir sana. Que sirve como terapia. 

Probaré.

10 de agosto

Llevo varios días intentándolo, pero me sale nada. Siento que solo puedo quejarme y quiero que esto sea algo positivo. Escribir lo mejor de mí.

15 de agosto

Anoche, antes de dormir, no aguanté y me toqué. Fue liberador. Esta mañana el sol brilla en el patio y siento que yo también. 

17 de agosto

Yo lo tengo claro: mi principal objetivo, a mis treinta y ocho años, es salir de aquí.

Suena raro, pero no solo es lo que más deseo, en realidad es mi único sueño. Mi sueño verdadero. Aquél por el cual estoy dispuesta a hacer hasta lo inimaginable. Obviamente, todo lo que haga, cada movimiento, espero poder hacerlo dentro de los parámetros que este lugar me exige. 

18 de agosto

Me llamo Juana Débora Martínez Romero y vine a caer presa en un país que no es el mío. Ya fui procesada, pero aún no tengo sentencia y, para ser sincera, lo último que quiero es saber la cifra final. Días, semanas, meses, años. Todo es lo mismo. Aquí la eternidad consiste en que todo se mide en minutos. Por ejemplo, ese minuto que acabó de pasar ya es muy remoto y casi que lo he olvidado, ese que está pasando justo ahora es fatídicamente lento y ese que está por llegar parece una de esas estrellas distantes que de vez en cuando titila en la soledad de una noche despejada. 

21 de agosto

Para ayudarme a cumplir mi objetivo y poderme ir lo más pronto posible, el centro penitenciario me permite acudir a la escuela y a diferentes talleres. En mi país natal no tuve la fortuna de estudiar. La educación que recibí fue absolutamente doméstica: cocinar, lavar, planchar, atender a los hombres, callar y agachar la cabeza. Aunque mi padre me enseñó a leer y a escribir, esto nunca me garantizó nada concreto. O bueno, sí: un desahogo constante. Una manera de combatir la frustración que trae consigo la pobreza. Ya sé que la pobreza no es una excusa para nada, pero bueno, hay veces que las culpabilidades o las causas de algo se reducen a la falta de oportunidades. A la marginalidad. 

De cualquier manera, de mi situación no me interesa echarle la culpa a nadie. Lo que hice lo hice conscientemente. Creo en eso de que lo que les pasa a las personas es única y exclusivamente responsabilidad de las mismas personas. Que alguien nazca pobre no quiere decir que tenga que serlo toda la vida, pero lo que sí quiero rescatar es que hay cosas que exceden la realidad en sí misma, cosas que tienen que ver con razones más grandes y la pobreza es una de esas cosas: nadie quiere ser pobre, pero sí hay muchas personas que sí quieren que haya pobres, porque les conviene, porque lo necesitan, porque de eso viven: de las carestías y desgracias ajenas. 

Pero no quiero desviarme mucho. También debo tener una muy buena conducta. Digamos intachable. Por suerte, ser buena gente no se me dificulta. Disfruto de la compañía de otras compañeras y soy buena conversadora. Cuando siento que algo se puede complicar con alguna, simplemente retrocedo y guardo silencio. Otra cosa que tengo clara es que, si la principal injusticia humana es el encierro, por pura lógica un lugar como este vendría a ser el principal depósito de todas las injusticias del mundo.

23 de agosto

La guardia Sarabia amenazó con introducirme su bolillo por todos lados si no le consigo cocaína. Desde que llegué se fijó en mí y cada vez que puede me intimida. Es una mujer horrible. Estoy segura de que es capaz de hacer todo lo que dice. Mi compañera F me cuenta que Sarabia una vez fue suspendida por encerrar a una reclusa con cinco ratas, en una celda de dos metros por dos metros. La reclusa se había negado, en varias ocasiones, a limpiar las botas de Sarabia con su lengua. Ella sigue acá porque es sobrina de Rubens, el director de este lugar. 

27 de agosto

Debo decir que en medio de tanta cosa me siento muy tranquila y muy bien atendida en el centro penitenciario. A veces mis compañeras y yo hacemos huelgas pacíficas para reclamar lo que por derecho nos corresponde: más horas de sol y recreación, llamadas y visitas familiares, mejor trato por parte de las guardias, comida en buen estado, asistencia en salud. Realmente llevo muy poco tiempo aquí y prefiero no hacerme problemas con mi realidad: esta será mi casa y la trataré como tal. 

1 de septiembre

La comida de hoy fue un asco: lentejas agrias, arroz quemado y mazacotudo y un pedazo de piel de cerdo prácticamente crudo. Pude haber comido pero las vellosidades del cerdo me repugnaron. No comí y Sarabia lo vio. Yo me fui para mi litera y en el transcurso de la tarde, en medio de una siesta, ella se apareció con el plato de comida. Me obligó a comer so pena de encerrarme en un calabozo por desagradecida. Pensé en la historia de F. Comí en silencio mientras Sarabia reía. Al ver el plato vacío me recordó lo de la cocaína y se fue. No dejé de llorar hasta bien entrada la noche. 

3 de septiembre 

Hoy siento la nostalgia de salir, de sentirme libre. Siento la necesidad de correr tan rápido como pueda. La desesperación de llegar pronto y verlos allí, cerca. Tocarlos, besarlos, abrazarlos, sentirlos, mimarlos, acariciarlos. Simplemente tenerlos. Sí, claro, hablo de mis hijos. ¡Ay! ¿Cuándo llegará ese gran momento? Sueño hasta despierta con ese día, esa hora, ese minuto, ese segundo. Siento nostalgia y soledad.

5 de septiembre

Extraño a mi querido papá. ¿Qué estará haciendo en este instante? Me gustaría verlo, solo verlo, sentado, meciéndose bajo el limonero de la casa, de espaldas, con su cigarro de siempre, soltando pequeñas bocanadas de humo tan circulares como la luna llena. 

13 de septiembre 

Sueño:

Había un jardín lleno de flores, rodeado de gigantescos limoneros. También había árboles con moras y fresas grandísimas. El césped era verde claro y, sobre el horizonte, a lo lejos, se oscurecía. Había muchos, muchísimos pájaros y otros hermosos animales, como pavos reales y gallinas de guinea. (Hace mucho tiempo que no veo una gallina de guinea y casi que no la recuerdo).

En la punta de un palo de un cerco estaba apoyado, esperando mi llegada y junto a él su perro preferido. Cuando lo vi no lo podía creer: estaba casi intacto. Puedo verlo cada vez que cierro mis ojos: tiene una camisa blanca arremangada hasta los codos, un pantalón azul clásico y gastado y unas ojotas negras. Estaba parado, cruzado de piernas y sonriente. Con su gorrita con la inscripción “Expo Agro”. Él era todo un promotor.

¿Cuánto hacía que no te veía? Cuantas ganas de abrazarte tenía.

Caminé por un camino de rocas. Necesitaba llegar tan rápido como pudiera. Sentí el deseo de gritar, reír, llorar, saltar; solo abrazarte y no dejarte ir. No sé. Fue raro, pero fue lo que sentí. En un segundo detuve mi caminar, un montón de loros desviaron mi mirada. Pero cuando volví a concentrarme y doblé mi mirada para verte y casi a pocos pasos de donde estabas, me despertó la agonía de no entender dónde te quedaste.

¿Y si los loros no hubieran atrapado toda mi atención? ¿Y si los árboles no hubieran estado justo en el lugar donde los recuerdo? ¿Y si no hubiera despegado mi mirada ni un segundo de ti? ¿Y si en vez de caminar hubiese corrido a abrazarte? Quizá la agonía de no verte no hubiera sido tan larga.

Etc. Etc. Etc. 

Se llena de preguntas mi cabeza. Creo tener una respuesta muy dentro de mí. Una respuesta que me dice que cada segundo que paso extrañándote, querido papá, te amo más y más, y solo me queda el consuelo de cerrar los ojos cada noche y buscarte en todos los lugares de mis sueños.

14 de septiembre

Hoy sería el cumpleaños número sesenta de mi madre. Ella murió para que yo pudiera nacer. Poderle decir mamá a alguien y abrazarla debe ser hermoso. ¿Qué se sentirá? Pienso en mis hijos. Mis hijos me tienen a mí. 

19 de septiembre

Otro sueño:

Una hermosa casa llena de flores: crisantemos, gladiolos, claveles, rosas y margaritas, todas enamoradas del sol. Árboles frutales: manzanas, naranjas, uvas, limones, mandarinas. En la casa una nena de 7 años, dos abuelas y un abuelito muy viejito. 

La nena se llama Alma y fue encontrada adentro de un moisés por la abuela Rosa y el abuelo Daniel. Eso fue una tardecita que volvían con su canoa de revisar el espinel ya que ellos se dedicaban a la venta de pescados frescos. Al ver ese moisés junto a la orilla, desesperados corrieron a ver qué contenía y casi antes de llegar escucharon un hermoso llanto de bebé. Parecía algo imposible, un sueño, porque Rosa y Daniel, después de muchos años de vivir juntos, no habían podido concebir un bebé. Al acercarse, constataron que se trataba de una beba y casi llorando de alegría corrieron hacia la casa.

Apenas llegaron se encontraron a Paulina, la hermana melliza de Rosa. Ella estaba junto a sus cuatrillizos. Estaban tomando café al costado de una enorme fogata cuando sintieron un portazo seco.

-Paulina: ¿Qué sucede?

-Rosa: ¡Hay algo que tienen que ver!

-Paulina: Mujer… ¿tan buena fue hoy tu producción? ¿Acaso hay tantos peces en tu canasta?

-Rosa: No, no, algo mucho mejor.

La cara de Paulina resplandecía de asombro: ¡Santo Dios! –Exclamó- ¡Vengan a ver!

En ese momento Daniel solo podía llorar y llorar. Era algo inesperado.

-Paulina: ¿Cómo es que esta beba llegó hasta aquí?

-Rosa: Solo la vimos abandonada ahí, en la costa.

-Paulina: Pero ¿cómo? ¿Cómo llegó hasta acá? Es casi imposible… No entiendo. 

Todo en la casa eran preguntas. Incertidumbre. Pero también había mucha alegría. Era tal la alegría que solo podían besar y abrazar a aquella pequeña, sin parar de mirarla. José, Marcos, Matías y Facundo, los cuatrillizos, eran los más chicos y ya tenían cuarenta años. 

Fue así como entre muchos mimos y juegos, Alma fue creciendo, dueña absoluta del amor incondicional que todos allí le daban. Creció muy feliz y aun sin saber cómo pudo haber llegado ese día a ese lugar y haber tenido la suerte de ser encontrada por Daniel y Rosa, sus padres adoptivos, y criada por la tía Paulina y sus cuatro primos, quienes le entregaron todo el cariño y el amor que tenían. Todos se quedaron viviendo felices en el bosque compartiendo infinidades de amaneceres y atardeceres que les recuerdan la magia que esa beba trajo a sus vidas.

24 de septiembre

Me crucé con Sarabia varias veces. Dos en el pasillo de las escuelas de formación, una en el comedor, una en el patio de ejercicios y otra en la entrada de los baños. Siempre me clavó la mirada y yo apuré mis pasos. En la entrada de los baños le dijo a una de sus dragoneantes: Deborita está para devorar ¿no? Me dio mucho miedo. No pude entrar por miedo a que me hiciera algo. En una esquina de mi habitación puse mucho papel higiénico y oriné ahí. Lo recogí todo, pero ahora el olor no me deja dormir. 

28 de septiembre

A lo largo de mi vida he podido cruzarme con personas que han dejado una huella en mí. Personas a las que nunca podré olvidar, personas que he aprendido a querer. Son pocas personas, pero indudablemente son muy buenas. Quizás algunas de ellas nunca lleguen a saber lo mucho que las aprecio o posiblemente ni les interese. Lo cierto es que me han marcado profundamente.

Romi, empleada del servicio penitenciario. Joven de veintisiete años, signo sagitario. Se levanta todos los días muy temprano para poder venir a trabajar. Es encargada del taller de marroquinería. Ella me enseñó a armar porta termos de cuero, cajas de regalo en cuerina, bolsos, etc. Es una excelente mujer, muy justa. A ella le he confiado muchos buenos y malos momentos de mi pasar por este lugar y por esta vida. Le tengo mucho cariño y respeto. Ella me ayudó y me hizo ver mis errores. Me enseñó a sobrellevar mi tristeza. Tengo un regalo de ella que llevo conmigo y que deseo llevar siempre: una lapicera que me trajo de un viaje que hizo. Para muchos, esto puede ser una tontería, pero para mí es uno de los regalos más importantes que me han dado en mi vida. Llevo un tiempo trabajando en un canasto que quiero enviarle para su cumple y sé lo contenta que se va a poner. Romi es una de las personas que marcó un antes y un después en mi vida, porque todo cambió después de conocerla.

29 de septiembre
Juan Pablo, profesor de gimnasia del servicio penitenciario. Treinta y tantos años. Signo Tauro. Persona ejemplar. Un ángel. Él se desvive por los demás a cambio de nada. Da sin esperar cambio. Siempre está contento y siempre trae vida a este lugar donde todo es desolación. Tiene la capacidad de hacerte olvidar en un segundo meses y años de encierro. Una persona muy bondadosa que todo el tiempo está buscando apoyos y donaciones para nosotras y nuestros hijos y nietos. Definitivamente la gente se conoce por lo que hace, por lo que es como ser humano y no por cómo está vestido. No importa si están del otro lado, del servicio penitenciario, por ejemplo, siguen siendo personas y se esmeran por demostrar que son buenas. 

30 de septiembre

El padre Dante. Signo capricornio. ¡Cómo esperábamos verlo todos los miércoles y viernes! La espera era eterna y el tiempo con él, mínimo. Él era el cura de la capilla. Extraño ir a sus misas. Un ser humano maravilloso que por suerte me tocó conocer, un verdadero ser de la iglesia y el amor. Aún recuerdo una canción que me enseñó:

Tú conoces la tristeza en mi sentir / y la tempestad que hay en mi corazón / son las cosas que me alejarán de ti señor / dame vida nueva con tu amor / tú conoces el pecado que hay en mí / y el dolor que esto causó en mi corazón… / quiero renacer en tu perdón / déjame nacer de nuevo / déjame nacer de nuevo / déjame nacer de nuevo / oh, señor, no importa la edad que tengo / tú no lo tienes en cuenta / déjame nacer de nuevo / oh, señor. 

Yo le pedía cantar esta canción todas las misas, a veces me emocionaba tanto que terminaba en lágrimas. Creo que él, con su buen trato y preocupación por los demás sabía traernos algo distinto a lo de todos los días y por eso se ha ganado un lugar en mi corazón dejando una huella imborrable en mí. Gran ser humano. Hay personas que son felices haciendo felices a los demás. El padre Dante ya se fue porque está muy viejito. 

1 de octubre

Gisela. Asistente social. Signo Virgo. Ella siempre estaba ahí, intentando ayudar de una u otra manera y de forma desinteresada. Gestionaba cursos, talleres, traía ropa para nosotras y nuestros hijos, era la que se encargaba de hacer autorizar todo: desde una visita especial hasta el más mínimo detalle. Personas como Gisela están plenamente comprometidas con el prójimo a cambio de nada. Su pago es la felicidad de los demás: en el día de la mujer, en el día de la madre, en el día del niño, ella se encargaba de realizar las actividades y los eventos, traía grupos musicales, juegos, regalos, una vez consiguió permiso para entrar una cámara y sacar fotos… cosas sencillas que en un contexto como este son valiosísimas.

2 de octubre

Mimí. Signo Capricornio. Trabajaba por los demás solo por el placer de hacer el bien a personas privadas de su libertad. Ella me enseñó cosas increíbles que jamás pensé que podría llegar a hacerlas, como tocar la guitarra y pintar figuras de yeso. Una vez hicimos una feria en donde pudimos mostrar y vender nuestra producción para así poder ayudar a nuestros hijos.

Muchas de estas personas se han abrazado conmigo cuando me ha tocado pasar por cosas terribles y han llorado a mi lado olvidando la barrera que hay entre nosotras las presas, las guardias y las personas externas que trabajan aquí. 

Vale la pena también mencionar a muchas otras personas, compañeras de llantos y de risas, de cafés, amigos y amigas de mesa, que, a pesar de permanecer acá, apretujadas, llegamos a entendernos y apreciarnos con nuestros grandísimos errores y aparentemente pocas, muy pocas virtudes. Gente que extraño mucho y que espero volver a ver cuando salga de aquí, en algún rincón de este mundo y poder recordar esto que hoy es un paréntesis en nuestras vidas: Rodríguez Liliana, Ibarra Sandra, Silva Gabriela, Aragón Lorena, Sosa Alejandra, Torres Flavia, Belén Solís. Compañeras de muchos buenos momentos. Quisiera volver a verlas pronto y poder compartir una última sonrisa, desearles que sigan así, firmes, buscando la salida de este oscuro laberinto, procurando la felicidad de nosotras y de nuestros hijos que tanto amamos. En muy poco tiempo mucha gente se ha metido en mi corazón y creo que por esto es por lo que he tenido que pasar por este lugar. Ojalá el último encuentro sea en un restaurante o en alguna de nuestras casas, con nuestros hijos y familiares. Ojalá podamos comer y tomar algo sencillo y humilde, y compartir con tranquilidad, juntas, y sobre todo libres.

5 de octubre

En el desayuno, Sarabia se sentó frente a mí. Empezó a decirme que se le ponían duras las tetas cuando imaginaba que su bolillo era una verga y ahí lo acercó a mis rodillas, todo debajo de la mesa, hasta que lo puso entre mis muslos, haciendo presión en mi intimidad. Mirándome fijamente a los ojos me dijo: lo que más me excita es el miedo contenido, eso de querer gritar y no poder hacerlo, como te pasa en este mismo momento, Deborita. No habrá otra vez, te lo juro, consígueme lo que necesito y te dejo en paz, obvio, por lo menos mientras se me acaba y si no, esta vergota que tengo te la voy a meter por cada orificio de tu cuerpecito ¿me entiendes? Me congelé. Ella agarró mi pan, lo humedeció y lo mordió dejándose escurrir gotas de café por la comisura de sus labios… ahí entré en pánico y comencé a gritarle que no tenía nada, que no sabía nada, que no podía hacer nada, que por favor me dejara en paz y le arrojé lo que quedaba del desayuno encima. Salí corriendo y me encerré en una de las aulas de manualidades. Algunas compañeras me hicieron guardia hasta que llegó la asistente social y me habló, me calmó, me dio algunas pastillas para dormir y me garantizó que Sarabia no se iba a meter más conmigo.

6 de octubre

Tengo miedo. Tengo frío. No tengo hambre. Todo el día debajo de las cobijas. 

7 de octubre

Rubens me citó a su oficina. Allí estaba Sarabia. No quise entrar hasta que no llegara la asistente social. Sarabia me dijo que todo había sido una broma para que entendiera de una vez por todas en dónde estaba metida y dejara de hacerme la princesa. Rubens la calló. Me enteré de que algunas compañeras le hicieron una asonada a Sarabia, que no la lastimaron, pero que sí la retuvieron durante varias horas. Al final, cuando la soltaron, gracias a la presión del servicio penitenciario, D, la que manda en el patio, le dijo: una compañera más y yo, como ya sé que nunca voy a salir de aquí, no me va a temblar la mano para matarte, perra de mierda. Rubens me dijo que redactara y firmara, con mi puño y letra, un documento en el que aseguraba que todo había sido un malentendido, que yo, en nombre de mi buen comportamiento, pedía disculpas a Sarabia por lo ocasionado, que de ahora en más iba a controlar mis cambios hormonales, me sometería a tratamiento psicológico, me postulaba para trabajar en el aseo de la cocina un mes (a modo de sanción) y que, además, Sarabia era una guardia ejemplar y humanamente intachable. Todo esto para protegerla y justificar el traslado que pedirían para ella. Yo firmé. Antes de abandonar la oficina, Sarabia me picó el ojo y, jugando con su bolillo, me dijo: gracias hermosa, me halaga que pienses eso de mí. 

8 de octubre

La noticia de que Sarabia se iba de la cárcel se filtró en el patio. Cuando salí a desayunar muchas compañeras me aplaudieron y me felicitaron. Yo no hice nada. Solo sentí miedo. Solo fui una víctima. O bueno, realmente no sé si aún lo soy. 

10 de octubre 

El amor propio, el amor a una misma, quizá se interprete de mil formas, pero ¿cuál es la verdadera verdad? Somos seres humanos, que sentimos y que amamos, pero no hay nada más importante que el amor propio: el amor a una misma, el respetarse y cuidarse, el sentirse merecedora de bienestar y de cosas lindas. Sea cual sea el momento por el que una pasa, el amor propio siempre nos dice cuál es el camino para seguir. Porque el amor propio es la base fundamental no sólo de todo bienestar, sino también de todo equilibrio interior. Amarse, cuidarse, aceptarse y creer en sí misma, tal cual una es, son las claves para mantener la esperanza de que siempre hay una oportunidad más. La vida es una lucha continua para la cual debemos estar preparadas. Tenemos que vivir y enfrentar todo lo que nos pasa de tal forma que podamos aprender algo más y no ahogarnos en la duda o en la incapacidad.

11 de octubre

Insisto: amarse a una misma es lo fundamental. Tener un gran respeto por nosotras mismas y estar agradecidas por el milagro de nuestro cuerpo y nuestra mente. El amor propio cura muchas cosas y eso es lo fundamental. El amor por una misma comienza por no autocriticarse jamás. Por nada.

17 de octubre

Carta de apoyo a mis compañeras:

Limpieza mental: buscar en los viejos recuerdos todo lo que hay que limpiar o eliminar, todo tipo de creencias malas. Dejar todo en el pasado. Todo lo que no nos deja avanzar.

Mensajes negativos: muy liberal, inferior, perra, fea, soy menos, mentirosa, sola, problemática, atrevida, pobre, bocona.

Echar la culpa a los demás de estos problemas es continuar con el problema. El pasado no se puede cambiar, pero lo que sí se puede hacer es configurar el futuro. No culpemos a nadie porque los demás solo pueden darnos lo que aprendieron de sus padres y de la sociedad: descomposición.

Para poder curarnos de todo lo que nos entristece es importante soltar el pasado. Solo así podemos liberarnos del peso de vivir vidas que no queremos vivir.

Resistencia: no seré la primera ni la última.

Hay que tener en cuenta que lo que nos afecta también puede ser el entorno o lo que puedan decir los demás; pero una tiene que entender que todas, absolutamente todas estamos aquí para trascender y superar nuestras limitaciones sin importar las que sean. Estamos aquí para reconocer nuestra propia magnificencia y nuestras debilidades. No importa lo que digan los demás.

Hay millones de cosas en las que podemos pensar. Algo es real o no lo es. Eso lo cree una misma. Cualquier cosa que yo decida creer solo me involucra a mí mientras que lo que hacemos con nuestras vidas puede involucrar a otras personas.

Cualquier cosa que creamos con convicción llega a ser verdad para nosotras y lo que debemos saber es que los modelos mentales se pueden cambiar.

En la vida damos y de la misma forma recibimos; las cosas que pensamos y lo que decimos dirigen nuestra experiencia con el mundo. Cuando creamos paz, armonía y equilibrio en nuestra mente sí o sí encontraremos eso en nuestras vidas. Porque lo que uno piensa de sí misma es lo que llega a ser en la vida. 

El amor está en todas partes, yo soy capaz de amar y digna de amor.

Nuestras experiencias son claramente los resultados tangibles de nuestros pensamientos. El pasado es pasado, renunciar a las creencias viejas y a todo lo negativo es avanzar.

Cuando nos amamos y aceptamos tal como somos todo funciona bien tanto en la vida interior, como en la vida con los demás.

18 de octubre 

Continuación de la carta de apoyo a mis compañeras:

Creemos un espacio mental de seguridad, confianza y mérito. Eso mejorará nuestra salud mental. Todos los problemas que creemos tener en nuestra vida no son más que causa de nuestros pensamientos negativos. Cuando una habla de estos problemas las palabras que usamos indican lo que realmente pensamos.

Debería: Debería ser más madura, más consciente, más reservada, más humilde. Debería es una equivocación.

Podría: Podría ser más madura, más consciente, más reservada, más humilde. Podría es un acierto.

No hay ni buen ni mal tiempo, solo hay tiempo y nuestras maneras de reaccionar ante él. Todo lo que pasamos y pensamos va creando nuestro futuro. El resentimiento, la crítica y la culpa son las reacciones más dañinas. 

Los niños son fundamentales, son la base del hogar. Sobre el cómo criamos a nuestros hijos, siempre hay que pensar en que cada gesto o palabra, modo, trato, etc., son las maneras como se va a comportar nuestro hijo cuando crezca. Todo se basa en lo que pensamos, siempre hay que ser optimista. Que nuestros niños aprendan que son capaces de todo lo que se propongan. Esa tiene que ser su creencia. Separar cualquier tipo de pensamiento nocivo interno, ya que eso puede modificarlo todo.

Si queremos una vida jubilosa debemos tener pensamientos jubilosos. Si queremos una vida próspera debemos tener pensamientos prósperos. Si lo que queremos es una vida llena de amor lo que debemos tener es amor en nuestros actos y pensamientos.

Aquello que, verbal o mentalmente, enviemos hacia fuera será lo que de la misma forma vuelva a nosotros. Los niños reproducirán lo que aprendieron de sus padres, ¿cómo les mostraron la vida?, con seguridad, odio, amor, dificultades, insultos, bajos de moral. Ellos en su vida de adultos modelarán todas sus vivencias infantiles. 

Recuerden, recordemos: en nuestras mentes no piensa nadie más que nosotras. Un maravilloso consejo: los pensamientos buenos y optimistas, atraen todo lo bueno y los pensamientos oscuros y negativos solo causan problemas y dolor.

Todas somos responsables de la forma en que nos sentimos, todo lo que damos vuelve de la misma manera, si lo que damos es enojo, no podemos recibir amor. Suprimamos de nuestras vidas esas cosas pasadas, esos malos momentos y esas cosas tristes. Soltemos y dejemos ir lo que nos estanca, olvidando y perdonando. Es necesario aprender a sacar todo eso de nuestras vidas. Pero hagámoslo de verdad, olvidemos el dolor y el daño, el abandono, la soledad y las traiciones. Que todo eso quede fuera, limpiemos todo y así solo atraeremos cosas buenas. Trabajemos con nuestras ideas y hagámoslas reales.

Estamos dispuestas a renunciar a la necesidad de ser indignas. Necesidad impuesta por el afuera. Por los que no entienden que también somos personas a pesar de nuestros errores. Somos dignas de lo mejor que hay en la vida y con convicción nos permitimos asumirlo. De ahora en adelante ya no tendremos que negar nuestras buenas condiciones humanas. No somos víctimas de la vida. Somos nuestras propias heroínas.

19 de octubre

Soñé con Sarabia. Los dedos de sus manos y de sus pies eran bolillos. Se carcajeaba y me penetraba, por todos lados, en la oficina de Rubens, mientras él se masturbaba y eyaculaba un líquido negro, como petróleo, que me hacía beber. Me levanté muy nerviosa, llorando y con un terrible dolor en todo el cuerpo. Otra vez encerrada, triplemente: en esta cárcel, en mi celda y en mi mente. Deseo el abrazo de mis hijos y la palabra reconfortante de mi papá. Odio a todo el mundo, incluso a mí misma, menos a ellos, preciosos tesoros de mi vida.

Diario cautivo: todas las entregas

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