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06-05-2020 Notas

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Por Francisco Reos

Son muy necesarios los pensadores contemporáneos capaces de plasmar en sus enseñanzas (manifestadas en clases, artículos o libros, entre otros formatos) un método para analizar y entender la dinámica de los aspectos más importantes y trascendentales de la vida actual. Byun-Chul Han ha logrado establecer nuevos paradigmas de análisis y herramientas para analizar la realidad contemporánea. Nacido en Corea del Sur y doctorado en filosofía en Alemania, es actualmente profesor y escritor especializado en filosofía y ética contemporánea.

Uno de sus cuestionamientos más trascendentales pone en jaque a la idea de libertad y autodeterminación que las nuevas modalidades de trabajo se jactan de fomentar. Tras una engañosa propuesta de free lance en donde supuestamente el trabajador tiene la libre determinación de realizar la tarea que mejor encaje con sus aptitudes y objetivos -con la posibilidad de migrar cuando así le plazca-, crece la autoexplotación. El sujeto ya no necesita que un agente externo que lo someta, es él mismo quien se presiona y exige para progresar y alcanzar sus ambiciones. Entonces, si fracasa, él será el único culpable sin poder cuestionar las dinámicas laborales y sociales está inmerso. Es así como Han entiende al Sujeto del Rendimiento: “La explotación de sí mismo es mucho más eficiente que la ajena, porque va unida al sentimiento de libertad. Con ello la explotación también es posible sin dominio”.

No es casual entonces que los discursos empresariales estén dominados por la idea de la motivación, la superación y la optimización personal fomentando el hecho de que es uno mismo quien debe exigirse para triunfar en el mercado laborar. En la meritocracia no hay lugar para cuestionamientos más allá de lo individual. He aquí la optimización del sometimiento y la explotación.

Otro de los aspectos destacables del pensamiento de Han son las discusiones que entabla con los conceptos filosóficos más importantes del siglo XX a la luz de las transformaciones que la sociedad experimenta en la actualidad. Para Han, el Panóptico –tan abordado por Foucault- se ha transformado siguiendo los patrones de la actual sociedad de la comunicación. Las personas buscan ser vistas, ser seguidas, generar influencias en los demás a partir de mostrar lo que están haciendo –y con quién- en cada momento. Es decir, ya no es necesario generar una idea de control y observación externa que obliga a los sujetos a estar bajo los ojos de un supuesto vigilante. En la actualidad, las personas se desnudan voluntariamente con la ambición de subir de estatus en la sociedad estratificada no por clases socioeconómicas, sino por clases digitales.

El panóptico digital tiene un semblante agradable y permisivo que alienta a las personas a que se expresen libremente y las premia por ello. Son dichos usuarios los que fomentan, en última instancia, la construcción y el mantenimiento de semejante aparato de control.

Además, el hecho de que el actual panóptico no sea analógico –ya que no depende del ojo físico- mejora su eficacia: «La vigilancia digital es precisamente más eficiente porque es aperspectivista. No tiene la limitación que es propia de la óptica analógica. La óptica digital posibilita la vigilancia desde todos los ángulos. Así, elimina los ángulos muertos. Frente a la óptica analógica, perspectivista, puede dirigir su mirada incluso hacia la psique.»

Todos los conceptos anteriormente mencionados permiten cuestionar la dinámica actual de poder. Foucault sostenía que a través del disciplinamiento de los cuerpos era posible optimizar y maximizar el trabajo en las fábricas y así mejorar la cadena productiva. Los sujetos eran sometidos a otorgar su fuerza física a los dueños de los medios de producción siguiendo los parámetros de la optimización de los cuerpos y la gestión calculadora de la vida. En la sociedad neoliberal, la administración del poder a través del disciplinamiento físico es completamente inadecuada e ineficiente. Existe una transición de lo somático a lo psíquico. La fuerza física y lo corporal pierden importancia y centralidad en las nuevas formas de producción de bienes en donde la mayoría de los procesos están automatizados y robotizados. Los bienes que mayor ganancia generan son aquellos inmateriales como sistemas, información, programas y aplicaciones. Por lo tanto, la optimización de los procesos mentales son el eje central en el ejercicio del poder: El disciplinamiento corporal cede ante la optimización mental. De esto se trata lo que Han denomina como la Psicopolítica -que suplementa a la Biopolítica de Foucault. El sujeto de la obediencia foucaultiano cede su lugar al sujeto del rendimiento haniano.

La Psicopolítica no busca ejercer su poder a partir del orden, el sometimiento o la disciplina, muy por el contrario, su eficacia está en buscar agradar adquiriendo una forma permisiva que genera una ilusión de libertad y autodeterminación.

Entonces, los individuos se someten voluntariamente a un sistema que posee un semblante amable, permisivo y positivo. «El neoliberalismo es el capitalismo del me gusta. Se diferencia sustancialmente del capitalismo del siglo XIX, que operaba con coacciones y prohibiciones disciplinarias.»

Han sostiene que la Big Data es el reservorio donde se acumulan todos los datos que las personas suben voluntariamente sobre sus vidas. Dichos datos son clasificados y son materiales muy valiosos para poder influir en el comportamiento de las personas al momento de comprar prendas de ropa, consumir alimentos o votar. El Gran Hermano actual no busca someter y exigir sino agradar y permitir, allí radica la eficacia de su Psicopolítica.

En la actualidad, cada click, cada me gusta, cada búsqueda en la red queda registrada en la Big Data generando un perfil de nuestros gustos, comportamientos y consumos. Esto genera que por más que los usuarios se propusieran eliminar todos los registros digitales nunca lo conseguirían ya que son almacenados más allá de sus alcances.

De lo Bio a lo Psico

Las vicisitudes y las dinámicas de los tiempos actuales reclaman poseer herramientas de análisis acordes a ellas. Dentro de los siglos estudiados y analizados por Foucault, el cuerpo era el blanco del control. Hoy en día, es necesario repensar el disciplinamiento.

Por otro lado, el concepto de bioética fue otra importante herramienta de análisis para arrojar luz sobre la complejidad de la vida humana. Tomando el artículo de Elizabeth Ormart , existen diferentes concepciones de la bioética; la propuesta por Hottois sostiene que es una reflexión sobre la tecnociencia y la cultura tecnocientífica. Es decir, la bioética propone debatir cómo el avance de la ciencia y la tecnología impactan y modifican a los individuos y cuáles serían las advertencias y los límites del uso de las mismas en pos de velar por la continua trasformación del orden simbólico en el cual los sujetos emergen.

Lo sostenido por Hottois permite llevar al concepto de bioética más allá de los límites del bios para poder abarcar la complejidad inherente del ser humano. Sin embargo, teniendo en cuenta lo deliberado por Han, la dimensión Psi cobra en la actualidad un papel crucial que no debe ser minimizado ya que allí radica el aparato de control de la Psicopolítca. Así como a la Biopolítica le corresponde la Bioética, a la Psicopolítica le corresponde la Psicoética. Esto no quiere decir que los aspectos propiamente bios deban ser dejados de lado; todos los aspectos son partes importantes para entender la compleja y holística realidad del ser humano poscontemporáneo.

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