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Por Eduardo Savino
¿No era obvia la ideología de Guille Pachelo a través de su obra?
¿Por qué es tan obvia?
Los mismos tipitos con gorras que antes decían “Amar garpa” ahora dicen “Carcelero, no los deje salir”. La transición no es del todo evidente. El primero parece un mensaje sobre el amor; el segundo es un mensaje contra los derechos humanos (alimentado por la desinformación malintencionada de los medios hegemónicos).
La situación crítica de las cárceles en Argentina no es producto del coronavirus. La pandemia, como en muchos otros sectores, profundizó y exhibió con crudeza una crisis que ya existía.
No quiero hablar de eso. No es un tema que maneje con fluidez.
De lo que sí estoy seguro es de que “Amar garpa” no es un mensaje de amor. Lo que exhibe la obra de Pachelo es una relación cada vez más preocupante entre el marketing y el arte. En los últimos años se invirtió la fórmula del arte pop. Ya no es el arte el que engulle y resignifica los procedimientos de la publicidad y la cultura de masas; es el marketing el que ahora dicta la forma en la que se produce y se consume el arte masivo.
Se ve en los instapoets que escriben siguiendo una lógica más parecida a la de la redacción publicitaria que a la de la literatura. Se ve en los locales de Milo Lockett en Palermo. Se ve en el hecho de que todo artista debe construir un personaje en redes sociales, siguiendo determinadas pautas (como el diseño del feed).
Y se ve en “Amar garpa”.
Primero, algo en común con los instapoets: el influjo de un estilo de escritura (o copywriting) que parece tener su origen en la publicidad y en la cultura new age. Las frases “positivas” biensonantes, la reducción de los problemas a una cuestión de voluntad individual, la banalización de lo que significan cuestiones como “vida”, “amor” y “muerte”, como si decir algo al respecto de todas esas cosas fuera tan fácil.
Segundo, ¿qué significa que algo “garpe”? Y, sobre todo, ¿en qué sentido amar “garpa”? ¿No hay ahí una neoliberalización del sentimiento amoroso? ¿Amar a tu pareja, a tu hermanx, a tus amigues o a tu perro te es redituable en algún sentido? ¿Por qué permitir que los mecanismos perversos del sistema se metan en uno de los pocos reductos de humanidad que nos quedan en el siglo XXI? Si el amor se deja comer por la lógica del mercado, significa que abandonamos la partida y que toda pretensión de un futuro mejor está cancelada.
Tres: la producción en serie. Los dibujos de Pachelo son el dibujo de Pachelo. Es siempre el mismo tipito con frases diferentes escritas en la gorra. Vuelvo al arte pop: usar los procedimientos de la tiranía publicitaria para producir obras de arte es un gesto cargado de un potencial contestatario. Lo mismo hacía Puig en sus novelas: usaba la forma de los discursos extraliterarios para introducirlos en el campo de lo literario. Esa es una forma de invertir el orden y de acortar la distancia entre las élites y la cultura popular. Popularizar un dibujito solo para poder venderlo es ser un empresario. Publicar poemas de tres líneas solo para poder juntar seguidores es ser un community manager. Si quieren, podemos decir que es arte. Pero por lo menos démosle una categoría específica: se me ocurre “arte neoliberal”.
Entre todas las cosas que está dejando ver la pandemia, esta situación extrema en la que hasta las clases altas han tenido que modificar sus estilos de vida, también resurge la pregunta por el compromiso en el arte, por el vínculo entre forma y contenido, entre condiciones de producción y de recepción, entre ideología y discurso.
Ya sabíamos, en realidad, cómo pensaba Pachelo.
Pero igual sintió que tenía que hacernos el favor de aclararlo.
Etiquetas: Arte neoliberal, Cacerola, Eduardo Savino, Guille Pachelo
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