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Por Tomás Pal
Para Julián Ferreyra existe una relación estrecha entre el modo de ejercer el psicoanálisis y su localización geográfica, entre el cómo y el dónde; en este caso, el mítico barrio de Villa Crespo. Psicoanálisis en Villa Crespo mantiene un equilibrio justo entre el Ferreyra psicoanalista y el Ferreyra que es, al mismo tiempo, vecino de su propio consultorio; su laburatorio, porque el psicoanálisis es un trabajo.
Al inicio, Ferreyra confiesa que la Avenida Independencia, más precisamente al 3065, donde el autor cursó sus estudios universitarios, fue también “la vereda de enfrente” a Psicoanálisis en Villa Crespo. ¿Cómo comprender dicha afirmación, en apariencia ilógica, sin el recurso a una topología de los afectos? Asumirse vecino quizás sea, a fin de cuentas, una decisión política.
Compuesto por cinco ensayos ficcioclínicos —acertado neologismo que permite a la crudeza inmiscuirse en los relatos por vía de la lógica—, este libro propicia repensar las demarcaciones cómodas entre el ámbito profesional y el personal; entre lo público y lo privado; entre lo común y lo íntimo.
Puede leerse de corrido, de a tramos o alterando el orden elegido. Su escritura es apacible, risueña, por momentos poética, casi siempre nerd, coloquial y clara; aligerada por un continuo recurso a conceptos que hacen de medios de transporte antes que de barricadas; de Freud a Piglia y de Jauretche a Lacan, ¡sin escalas!
En suma, un libro imposible de resumir, como cualquier buen viaje; una maniobra clave en la preservación del otro como lector. Y un lector, es preciso decirlo, es mucho más que quien consume refritos microsintéticos.
Mis apartados preferidos: “Te invito a Villa Crespo…”, “La conducción de la cura: psicoanálisis desde Juan Perón”, “Adenda…” y “Construcciones freudianas, shanzhai y el arte de la falsificación china”. Un detalle brillante: cuando Ferreyra expresa con entusiasmo que las mejores ideas se le ocurrieron tras haber finalizado el libro. Una joya estilística: la obra de tapa es del maestro Daniel Santoro: “La flagelación; pegan a un niño en el barrio Los Perales”.
Retomemos. ¿Qué significa “Psicoanálisis en Villa Crespo”?
Al recibir el manuscrito con el primer borrador —tuve la gracia de participar en calidad de editor del texto—, lo primero que pensé fue en el título; en la elección del título, la extrañeza que me suscitó y el punto muerto al que llegué tras no poner en suspenso la extrañeza, como había que hacer. De cualquier modo, Ferreyra no demoró en aportarme una pista metodológica crucial: se trata de una práctica con “anclaje comunitario”. Aquí, la deuda filiatoria con la cátedra universitaria de la que forma parte resulta francamente decisiva en el andamiaje de los andariveles.
“Psicoanálisis con anclaje comunitario”. ¿Se imaginan acaso alguna entrada en Google? ¿Más o menos que si buscan “Psicoanálisis extraterritorial”? Esta es una de las grandes preocupaciones que atraviesa el conjunto de los ensayos; me refiero a la posición política y ética que el autor asume en su práctica cotidiana; la de un vecino que hace las veces de invitado (desde el Sur y para el Sur).
Fantasear a Freud en Villa Crespo trasciende el simple retruécano mediante la intersección entre clínica y política, cuyo efecto más inmediato, cabe destacarlo, refiere a la ampliación del espectro de sus interlocutores. Para personas psicoanalistas, sí, pero ante todo para ciudadanos.
Sus descripciones meticulosas, sus personajes bizarros y un torrente de fragmentos sobre su práctica cotidiana, invitan al lector a adentrarse en las calles adoquinadas y los misterios barriales, sin por ello alejarse un momento del vector analítico de las demandas sufrientes.
#PsicoanálisisEnVillaCrespo es un hashtag que alienta la producción de escritos situados, a contramano de cierto abstraccionismo que encorseta a los practicantes con sus vestiduras imaginarias transatlánticas: “¿Será que alguna vez atenderé en Villa Freud?”. En un ámbito saturado de títulos orientados por la inclinación —ya sea personal, corporativa ¡o ambas!—, a las obras revisitadas de Sigmund, Jacques Lacan et al., este libro se inscribe en las coordenadas revisadas del psicoanálisis en el campo de la Salud Mental. Recordemos la máxima antropológica: vecino que hace las veces de invitado.
Como dijo el autor, se trata de “un instante que permite abandonarse a una escucha que flota con los pies sobre el suelo, que deambula por estas calles, paisajes y mitologías”. Y agregaría: “de las que está profundamente enamorado”.
Hace algunas semanas, al teléfono, un paciente me dijo inadvertido: “Cuando salga de terapia voy a ir cenar”. ¿Cómo entender el “salga”? ¿Qué tipo de espacio es aquel al que se refería?
¡Volviendo una vez más sobre el título del libro! Villa Crespo es mucho más que un barrio curtido, un consultorio y un hogar; que los Elvis misceláneos y los Freuds de fantasía. Se trata de un lugar siempre dispuesto a renovarse en cada encuentro, en cada llamado telefónico y en cada diálogo. Villa Crespo es mucho más que un barrio ubicado en el corazón de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Villa Crespo es mucho más que un espacio. Es la metáfora con la que el Ferreyra psicoanalista se inmiscuye en el corazón de los demás con el rigor inclasificable de un buen chiste.
Desde Flores celebro la publicación de su primer libro.
#PsicoanálisisEnVillaCrespo y otros ensayos
Julián Ferreyra
Editorial La Docta Ignorancia, 2020
268 páginas
Etiquetas: Julián Ferreyra, Psicoanálisis, Sigmund Freud, Tomás Pal, Villa Crespo