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03-05-2021 Entrevistas, Notas

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Por Pablo Díaz Marenghi

El coronavirus, que paralizó al mundo en 2020, continúa transformando todo resquicio de la vida social. Actividades como el trabajo, el estudio, el ocio y hasta las compras en el supermercado se modificaron de raíz ante una amenaza que sigue latente. Los modos en que se producen y circulan los libros no pudieron escapar ante esta ola de caos e incertidumbre. Es más, el sector ya venía atravesando cimbronazos desde antes de la pandemia. Costos elevados relacionados con la distribución y el precio del papel fueron obligando a editores/as a que piensen nuevas lógicas y estrategias. El distanciamiento social potenció, por ejemplo, la venta online y la lectura digital. Si bien el libro en papel está lejos de morir, cada vez son más las editoriales que se vuelcan al ebook para intentar sacar una tajada dentro de un mercado que se avizora como pujante en tiempos cada vez más digitalizados. A continuación, los editores de tres editoriales digitales (Indie Libros, Biblioteca Tekhné/años luz editora y Neural) reflexionan acerca de su oficio, las dificultades que deben sortear, pensar contenidos para ser leídos en pantallas, cómo afrontan la pandemia, qué diferencias encuentran con el papel y cuáles son sus estrategias para vencer al algoritmo e incrementar su público lector.

¿Encontrás diferencias entre editar libros en formato papel y en formato digital?

Joel Vargas (Biblioteca Tekhné/años luz editora): No encuentro ninguna diferencia a la hora de editar en alguno de los dos formatos en términos de contenido. El trabajo de edición es el mismo: riguroso y minucioso. Pero, a la hora de pensarlo en términos de confección, hay que tener en cuenta que no es un archivo fijo. No es un pdf. Un libro digital se programa para que pueda adaptarse a distintas tipografías y tamaños, según como quiera el lector o lectora. Entonces, estamos ante otro tipo de maquetación, donde hay que tener determinados conocimientos de programación con HTML y saber cómo usar el lenguaje CSS para que la magia suceda.

Matías Buonfrate y Martín Jali (Neural): Primero y principal, los costos. Es obvio, pero no mencionarlo sería torpe. Tenemos costos menores a la impresión. Dependemos de servidores, de software propio, de servicios de pago, etc. Esto nos permite probar cosas más tranquilos. Esa tranquilidad ayuda a programar, también con sus propios límites. El papel continúa rigiendo el hábito de lectura, que va desde la compra, hasta el momento de guardarlo en la biblioteca. Pensar un libro digital se parece un poco a proyectar libros portátiles, que se leen en huecos de tiempo como el transporte.

Sebastián Realini, Joel Vargas y Juan Alberto Crasci (Biblioteca Tekhné/años luz editora)

Belén Marinone (Indie Libros): En este caso, nuestro contenido es ágil, más breve que las novedades que se editan en papel y que luego se digitalizan. Los libros digitales y los audiolibros de todas las colecciones que editamos tienen el mismo proceso editorial que un libro en papel y los autores están involucrados de la misma forma pero los tiempos de producción, fechas de publicación y precio son distintos. La producción es más rápida; las fechas de publicación son más flexibles, ya que no dependemos de la distribución ni de la logística y que los libros lleguen a las librerías. En cuanto al precio, son entre un 20 y 40% más baratos que un libro de papel, lo que, en el contexto actual, es un factor importante. Lo mismo sucede con los sistemas de suscripción, como Leamos.com, en los que se accede a un catálogo muy extenso por una tarifa plana accesible.

¿Cuál es el criterio para definir el catálogo? 

Joel Vargas (Biblioteca Tekhné/años luz editora):  La premisa de añosluz es tener un catálogo con personalidad y diferente donde conviven autores y autoras consagradas con noveles. Una confesión: editamos los libros que nos gustaría leer a nosotros. Cuando pensamos nuestra colección digital, Biblioteca Tekhné, el plan siempre fue editar autores y autoras latinoamericanos que tengan una voz potente y que potencien el catálogo en papel. Entonces, esta nueva colección nace de la necesidad de trazar una suerte de mapa de lectura de lo que está pasando en la literatura latinoamericana contemporánea. Pero Biblioteca Tekhné no se ata a un género en específico, son libros híbridos: conviven narrativa crónica y ensayo. 

Matías Buonfrate y Martín Jali (Neural): Nuestro lema es «literaturas digitales, veloces y sensibles». Lo digital es nuestra materia. La velocidad señala nuestra distribución, sino que buscamos prosas que sean ágiles, de lectura llevable en los intersticios de atención y sostenibles en la pantalla de un teléfono celular. Los textos tienen que ser capaces de soportar la competencia de atención de otros varios medios en simultáneo. Por sensibles buscamos que transmitan una cierta emoción novedosa, personal de cada persona que escribe. Esa sensibilidad también es información y es más potente cuanto menos previsible.

Belén Marinone de Indie Libros

Belén Marinone (Indie Libros): El catálogo que fuimos construyendo (Bajalibros, Leamos, Bidi) tuvo como primer motor que tenía que ser un contenido ágil, breve, pero también sabíamos que queríamos colecciones de prestigio, calidad, con autores de literatura contemporánea o mismo divulgadores e intelectuales, periodistas, que también aportaran a la calidad del catálogo y no solamente a la abundancia. Es decir, la cuestión cualitativa también nos interesaba. Por otro lado, para nosotras (Patricia Kolesnicov, editora, y yo) nos guíamos por la coyuntura, por los consumos culturales, las conversaciones de las redes, cuáles son los temas o consumos que están más en boga, que tienen más repercusión de eso y en función de eso también se van definiendo los catálogos. Por supuesto que nuestro objetivo es tener contenido exclusivo de la mayor cantidad de géneros posibles y ofrecer un abanico amplio para todos los lectores, siempre con la premisa de que puedan explorar no sólo esta propuesta de lectura breve, porque nuestra atención también es más breve y los hábitos de consumo sabemos que son distintos pero, también, entendiendo los temas, géneros y autores que son importantes para la industria editorial y para los lectores también. 

¿Qué estrategias utilizan para posicionar y difundir sus títulos por encima de los algoritmos y la híper abundancia informativa en la web? 

Joel Vargas (Biblioteca Tekhné/años luz editora): Decidimos jugar fuerte en Bookmate, una plataforma para leer libros digitales. Se la podría llamar “el Netflix” de los libros. Por ahora nuestros libros se están leyendo bastante en Bookmate. Es un universo nuevo por descubrir. 

A la hora de pensar en términos de difusión, es difícil posicionar un libro digital. Hay que hacer alianzas, redoblar la estrategia en redes sociales y dejar de pensar en términos de ventas tradicionales. Entonces, los conflictos son los mismos de siempre ¿Cómo hago para que mi libro se venda? ¿Cómo posicionar mi producto? Si ya en papel cuesta, en digital es más complicado. Algo interesante que hicimos fue regalar a nuestros lectores y lectoras dos antologías digitales del catálogo de poesía y narrativa. Fue nuestro granito de arena para que las personas puedan combatir la ansiedad que produjo la pandemia. 

Matías Buonfrate y Martín Jali de Neural

Matías Buonfrate y Martín Jali (Neural): Es conflictivo porque los algoritmos a través de los cuales las plataformas sirven el contenido cambian todo el tiempo. Lo que funcionó una semana, a la semana quizás no sirve más. No corremos atrás de eso porque somos pocos y no somos un gran comprador de pauta. Este problema lo tenemos las editoriales digitales y cualquier participante económico de esas redes, sea editorial u otra actividad. 

Como no podemos estar pendientes de los cambios, nos concentramos en presentar bien el catálogo. Hay otras herramientas, como el mail, son más íntimas y nos permiten comunicarnos mejor con nuestro público. 

Belén Marinone (Indie Libros): La principal estrategia desde Leamos (N.de.R: plataforma de suscripción de libros digitales) fue abrirlo, para que los lectores pudieran navegarlo y conocerlo de forma gratuita cuando empezó el aislamiento y continuarlo varios meses más. Eso no solamente posicionó a Leamos. El contexto general, y la industria editorial en particular, vino a aprender y a tener que crear a la fuerza la industria editorial digital, que ya existía pero que ahora fue completamente necesaria. Todas las editoriales se tuvieron que meter de lleno. Nosotros ya veníamos con la edición digital desde el comienzo —tanto en el formato libro, audiolibro y artículos— por lo que para nosotros no fue una diferencia pero si el permitir conocer este producto en particular hizo que nuestros libros y audiolibros pudieran llegar a muchos más lectores. Sabemos que hay mucha edición de títulos de distinto modo, también nos apoyamos en las redes sociales y la difusión de los propios autores ayuda mucho.

(Biblioteca Tekhné/años luz editora)

(Biblioteca Tekhné/años luz editora)

¿Cuál sería el público lector al que apuntan? 

Joel Vargas (Biblioteca Tekhné/años luz editora): Apuntamos a lectores y lectoras que quieren leer literatura latinoamericana contemporánea y no se casen con los formatos tradicionales. Que lean en su kindle, en su celular con una app o donde quieran. El libro digital es más fácil de distribuir, por ende una persona en cualquier país del mundo está a un click de distancia de conocer nuestros títulos. 

Matías Buonfrate y Martín Jali (Neural): Personas ávidas de novedades literarias, que buscan descubrir nuevas voces en la escritura y que no quieren apilar papel en sus casas.

Belén Marinone (Indie Libros): Una de nuestras características que más me gusta resaltar de nuestro trabajo es la curiosidad con la que miramos el desarrollo de la industria editorial. Somos gente del libro y estamos atentos a los cambios que se dan en el hábito de los lectores. No sólo en cuanto a cómo se lee, sino también a cómo cambian otras prácticas del consumo cultural. En ese sentido, reconocimos el crecimiento de las plataformas de streaming para la música, series, películas, y entendimos que eso, necesariamente, iba a impactar en la lectura. Hoy hay otra plasticidad en la relación con los libros, lo que de ninguna manera implica una lectura más superficial —al contrario—, pero que propone un trato diferente con el objeto. Nuestras bibliotecas son híbridas: hay ejemplares en papel, e-books, audiolibros etc. Con esa idea nació Leamos y creo que es una propuesta innovadora porque propone una manera de relacionarse con las historias antes que con los soportes. El lector, como el consumidor de Netflix o Spotify, puede “explorar” novelas y cuentos con la sensación de que si una historia se puede continuar con otra, o, llegado el caso, abandonarla sin culpa. 

(Indie Libros)

¿Se vieron afectados sus planes de algún modo por la pandemia? 

Joel Vargas (Biblioteca Tekhné/años luz editora): Cada año nosotros manejamos un plan de publicaciones. En Buenos Aires existen dos momentos importantes para publicar: La Feria del Libro de Buenos Aires (que se realiza entre el mes de abril y mayo) y la Feria de Editores (que se hace en agosto o septiembre). En base de eso, pensamos que tipo de libro conviene sacar para cada Feria, porque están destinadas a públicos diferentes. Esto era así hasta 2019, por la pandemia tuvimos que adaptarnos porque no hubo eventos presenciales. Todo lo que conocíamos de cómo era el mundo del libro cambió. Tuvimos que adaptarnos, repensamos nuestra estrategia en redes sociales, actualizamos nuestra web e hicimos presentaciones virtuales. Lo interesante es que Biblioteca Tekhné fue pensada en 2019, mucho antes de que exista el coronavirus. Nuestra apuesta es explorar el mercado digital. Un modo de publicación que en latinoamérica aún no da réditos y no está instalado en los lectores y lectoras. Pero quizás con la pandemia, los usos y costumbre de cómo leer cambien muchísimo. 

Matías Buonfrate y Martín Jali (Neural): Sí, como señalábamos, por suerte no fue en costos. Se estiraron tiempos de algunos proyectos, que son los primeros libros que salen este año: ‘Solo se muere una vez’ de Leticia Bianca y una antología de ensayos sobre tecnología con enfoque latinoamericano curada por Jazmín Adler. 

Belén Marinone (Indie Libros): El plan se modificó incluyendo títulos que antes no hubiesen estado en el radar. Por ejemplo, El virus mediático, como el HIV irrumpió en los medios y rompió las reglas, de Paula Andaló, con prólogo de Pedro Cahn. Quizás no hubiese significado lo mismo en otro contexto.También tiene un capítulo respecto al coronavirus y la relación que tuvo con la cobertura mediática del HIV. Del mismo modo sucedió con libros que no están relacionados con el covid19 pero establecen un guiño en su título, como El contagio social de Gustavo Nielsen y Fue la gripe amor, de Raquel Garzón. Más allá de esos títulos puntuales, nosotros seguimos con la planificación del plan editorial del mismo modo y la misma producción, quizás más, que previo a la pandemia. 

(Neural)

¿Cuáles son sus últimas novedades editoriales más destacadas?

Joel Vargas (Biblioteca Tekhné/años luz editora): Contamos con tres títulos muy diferentes entre sí que muestran cómo es el espíritu de la colección: Rarities, de Enzo Maqueira es una compilación de diferentes textos anteriores a la publicación de Electrónica (Interzona, 2014) la novela con la que se hizo conocido. Hay de todo: cuentos, comienzos de novelas, diarios de viaje y posteos de su blog. La particularidad del libro es que es un Maqueira en estado puro. Decidimos no editar los textos, los dejamos como estaban escritos en esa época para que se mantenga el espíritu primigenio. David Bowie: posthumanismo sónico, del uruguayo Ramiro Sanchiz es otra cosa, es un ensayo especulativo sobre la figura de David Bowie donde problematiza la noción del sujeto, individuo e identidad. Pero va más allá, a partir de la vida y obra de Bowie bucea en las profundidades de las vanguardias, los cambios culturales y los ¿límites? de la ficción. Es un manifiesto y el libro definitivo del Duque Blanco. Por otro lado, Un monstruo con la voz rota, de la uruguaya Carolina Bello compila más de una década de la obra de unas las escritoras más destacadas actualmente de latinoamérica. En el libro conviven la cronista que aísla la molécula, la crítica amante del metalenguaje y la máquina de resignificar. Nada escapa a su microscopio: la flora y fauna  de las urbes, la literatura del siglo XXI, el amor en tiempos del coronavirus, la atmósfera norteamericana, la idiosincrasia rioplatense y la nostalgia uruguaya. 

Matías Buonfrate y Martín Jali (Neural): El año pasado lanzamos Mandarinas, una crónica no ficcional de la revuelta chilena de diciembre de 2019, escrita por Diego Alfaro Palma. También salió La breve luz de nuestros días de Pablo Ottonello. Las dos son ejemplos bastante claros de la velocidad y sensibilidad que hablábamos. Mandarinas es un relato muy consciente de las marchas y protestas que condujeron a la futura reforma constitucional en Chile. Algo que encontramos en lenguaje periodístico, Diego lo escribe con una lírica corporal lleva el ritmo de la calle. En el caso de la novela de Pablo, la velocidad está impregnada en cada oración. Es una prosa muy medida que cuenta un futuro de desborde absoluto. La sensibilidad es la propia del narrador, totalmente inmerso en esas circunstancias. Nuestro primer título de 2021 es Sólo se muere una vez, de Leticia Bianca. A grandes rasgos es la historia de una chica a la que le diagnostican una enfermedad terminal fulminante. La sensibilidad no es la previsible para estos casos. Leticia apunta a la oscuridad y al cinismo desde la primera línea y el relato se desenvuelve de un tirón.

Belén Marinone (Indie Libros): Algunos de nuestros títulos más recientes que podría destacar son: la reedición, a modo de homenaje ante su reciente fallecimiento, de La política y la democracia en clave argentina, de José Nun; Lo estético es político, de Esther Díaz, de nuestra colección Leamos FilosofíaAnne y Gonika, de Viviana Rivero; Tú no, princesa, tú no, de Fernanda Meritello, novela ambientada en torno a la tragedia de Cromañón, Aburrimiento y entusiasmo, de Tomás Abraham; Papá, el amante de mi novia, de Gustavo Grazioli, también títulos de Jorge Fernández Díaz y Guillermo Martínez en una colección de policiales; nuevas publicaciones de Florencia Bonelli, Florencia Canale y Andrea Milano. Destaco la colección Paraíso Ordenado, curada por Matías Bauso, que reúne libros de autores como Luciano Lamberti, Nicolás Igarzabal, Walter Lezcano y Maia Debowicz en donde cuentan su relación con algún objeto cultural (disco, serie, película). Y muy pronto saldrá La nueva generación, 10 jóvenes líderes de América Latina de Patricio Porta. 

 

 

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