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Por Joaquín Gallardo | Portada: Victor Krausz
Es común que en nuestra cultura aún circulen discursos heteronormativos que señalan que existe algo llamado sexualidad normal, que implica que una persona se sienta atraída por otra del sexo opuesto. Todo lo que queda por fuera de eso, en términos de orientación sexual e identidad de género, es señalado como lo incorrecto, lo patológico, lo anormal. ¿Pero existe algo que pueda llamarse sexualidad normal? ¿Qué opinaba Freud de eso?
En principio, es importante aclarar que Freud fue un médico que vivió en el siglo XIX y XX, por lo que la cultura y la manera de pensar la sexualidad también era distinta. Sin embargo, él tenía una posición muy clara respecto a la sexualidad: no hay nada dado. Desde el psicoanálisis entendemos que la genitalidad no define ni el género ni la orientación sexual de una persona, sino que la sexualidad es un proceso que se construye de manera inconsciente. Por lo que, de entrada, Freud está en desacuerdo con la idea de que lo normal sea que una persona se sienta atraída por otra del sexo opuesto y, más aún, que el fin de la sexualidad sea la reproducción. Al respecto, ubica que esas ideas son “un reflejo o copia muy infiel de la realidad; y si las miramos de cerca, las vemos plagadas de errores, imprecisiones y conclusiones apresuradas”.
En Tres ensayos de una teoría sexual (1905), Freud critica la teoría de que el ser humano está dividido en dos mitades (hombre y mujer) que tenderían a reunirse en el amor. Es cierto que en ese texto él se refiere a los homosexuales como invertidos, específicamente señala: a esas personas se las llama de sexo contrario o, mejor, invertidas. ¿Pero en qué sentido invertidos? La inversión refiere a que su sexualidad no va de la mano con la idea de que habría una sexualidad normal, heterosexual y tendiente a la reproducción. Es decir, Freud se separa de una concepción biologicista de la sexualidad. En ese sentido, es importante ubicar que inversión no es algo peyorativo para él, siendo que Freud mismo critica la idea de que el fin de la sexualidad sea la reproducción. En psicoanálisis, invertido no es equivalente a patológico.
En el mismo texto, Freud ubica que los homosexuales no pueden ser considerados como degenerados, puesto que no presentan graves anormalidades. Fue una declaración revolucionaria para la época, siendo que en 1990 se eliminó la homosexualidad de la Clasificación Internacional de Enfermedades de la OMS -ochenta y cinco años después del escrito de Freud-, en 1997 Macri decía en una entrevista que “(…)la homosexualidad es una enfermedad, no es una persona cien por ciento sana”, y recién en 2010 se aprobó el Matrimonio Igualitario en Argentina. ¿No fue Freud un adelantado? Tanto bancaba a los homosexuales que en su texto ubica que ellos poseían “un desarrollo intelectual y una cultura ética particularmente elevadas”.
Para cerrar, y que puedan contestar la pregunta que inicia esta nota por su cuenta, les dejo una carta que Freud le escribió a una mujer que le pidió que tratara la homosexualidad de su hijo:
Viena, 9 de abril de 1935
Estimada señora:
De la lectura de su carta concluyo que su hijo es homosexual. Me ha impresionado mucho el hecho de que usted no mencione este término en su carta. ¿Me permite que le pregunte por qué lo ha evitado? La homosexualidad no es, ciertamente una ventaja; pero tampoco es algo de lo que haya que avergonzarse. No es un vicio, ni una degradación, no puede ser calificada como una enfermedad…
…Nosotros la consideramos como una variante de la función sexual, ocasionada por un diferente desarrollo sexual. Muchos individuos célebres y respetables de todos los tiempos han sido homosexuales. Y varios de los más grandes. Entre ellos, Platón, Miguel Ángel, Leonardo da Vinci, etc. Es una gran injusticia perseguir la homosexualidad como se persigue el crimen. Y es también una crueldad. Si usted no me cree a mí, lea los libros de Havelocq Ellis…
…Cuando usted me pregunta si yo puedo hacer algo por su hijo, entiendo que usted quiere preguntarme si yo puedo suprimir la homosexualidad y poner en su sitio la heterosexualidad. La respuesta, en líneas generales, es que no podemos prometer que eso se logre. En ciertos casos tenemos suerte en desarrollar y potenciar los gérmenes de tendencias heterosexuales, que ciertamente están presentes en todo homosexual. En la mayoría de los casos esto no nos es posible. Es un problema que depende del grado, forma y cualidad, así como de la edad del individuo. Es imposible predecir los resultados de un posible tratamiento…
…Lo que el psicoanálisis puede hacer por su hijo no va exactamente por ahí. Va por este otro camino: si su hijo está angustiado o neurótico o atormentado por ciertos conflictos, o sí se siente inhibido en su vida social, el análisis podrá aportarle equilibrio y paz mental y hacer de él una persona consciente de lo que es y de cómo es, siga siendo homosexual o no…
…Si usted quiere que su hijo sea tratado por mí, acérquese a Viena. Yo no acostumbro a trasladarme en estos casos. De todos modos, espero su respuesta. Sinceramente suyo,
S. FREUD
* Pintura de portada:
Retrato de Freud (1936),
de Victor Krausz
Etiquetas: Homosexualidad, Joaquín Gallardo, Psicoanálisis, sexualidad, Sigmund Freud, Victor Krausz