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Por Manuel Quaranta | Portada: Leonard Dove
Un lugar común repetido hasta el cansancio en el ambiente periodístico es que nunca debe hacerse periodismo de periodistas, como si hubiese a priori temas prohibidos. Al contrario, en Clics, precarización y resistencia en el periodismo (Síncopa Editora), Luciano Sáliche y Andrés Correa ejercen el periodismo sin reparos ni reticencias, e incluso van más allá, y en su condición de Licenciados en Ciencias de la Comunicación, se plantean interrogantes espesos, analizan pormenorizadamente el estado de cosas del mundo mediático, los cambios producidos por la incorporación de la tecnología en la vida cotidiana y cómo esos cambios alteran la manera de operar del medio y de sus trabajadores.
El libro, en principio, busca ordenar, esclarecer, sentar las bases para una discusión común, tan difícil de conseguir en una Argentina inflamada. Sáliche y Correa saben perfectamente que la grieta representa un negocio fructífero para ambos bandos y sobre todo saben que constituye uno de los modos más rancios de la pereza intelectual: el triunfo de la grieta permite eludir con facilidad la argumentación (el reclamo del público alienta a eludirla) y el debate de ideas.
Cada quien refugiado en su nicho. Basta con prender el piloto automático de la opinión (la famosa editorialización) que de antemano concitará el fervor de los adeptos. Así se construye hoy una porción del negocio periodístico tanto en los medios tradicionales como digitales. Y de esta constatación surge un aspecto esencial del libro, el examen de los nuevos medios, las nuevas tecnologías (¿hasta cuándo las seguiremos llamando nuevas?), las nuevas audiencias, los nuevas plataformas impulsadas por internet. Es un análisis que toma posición, un análisis situado, histórico, que no cae en falsos dilemas (por ejemplo: tecnofobia/tecnofilia).
Clics, precarización y resistencia en el periodismo se divide en cinco capítulos cuyos títulos enmarcan la investigación: “Diagnóstico”, “Las reglas del juego”, “Posverdad”, “Mercado de clics” y “Resistencia”. En cada uno se abordan los temas a partir de fuentes diversas y autores heterogéneos, procurando ejercer siempre una mirada crítica sobre la propia práctica, y, como plus de valor, puede percibirse un notable cuidado de la escritura, infrecuente en el contexto actual del periodismo (y no sólo del periodismo).
¿Qué es una noticia?, ¿qué criterios debe cumplir?, ¿la libertad de expresión implica tolerar a los intolerantes?, ¿qué efectos produce la naturalización de las novedosas herramientas?, ¿cómo resistir frente al avance de un capitalismo desbocado?, ¿el trabajo periodístico es capaz de generar extrañamiento?, “¿tiene salvación el periodismo?”.
Sáliche y Correa son optimistas: “Quizás el camino –siempre hay un camino– sea hacer, justamente, periodismo. Por sobre el contenido chatarra, amarillismo y la atomización individualista es necesario que se impongan las verdaderas características que definen la profesión: la inteligencia, el espíritu crítico, la información, los argumentos, la investigación y, además, la conciencia de clase y la sensibilidad social”. Y como proyectan en la introducción: “Quizás así podamos encontrar algunas respuestas. O más preguntas, que es casi lo mismo, pero mejor”.
Guardo para el final una cuestión determinante si pretendemos iniciar un debate maduro que incluya periodistas, medios, redes sociales y ciudadanía en general, la cuestión es la siguiente: “¿bajo qué democracia vivimos y qué democracia queremos?”.
* Imagen de portada: Dibujo de Leonard Dove
para la tapa de New Yorker, 22 de marzo de 1952.
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