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10-11-2021 Ficciones

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Por Diego Fernández Pais

«Mi vagina sabe a Pepsi-Cola
Mis ojos son grandes como pasteles de cereza
Tengo predilección por los hombres mayores
Siempre ha sido así, no hay de qué sorprenderse»
Lana del Rey, Cola

03/07/21

Detesto las despedidas acá adentro, porque –una vez más– me ponen ansioso.

Quinto día llevando este diario.

Sensación de libertad al leer a McEwan. Me hace acordar a mi etapa de las micronovelas. Es fantástico el realismo del robot éste llamado Adán, y la invención de una alianza argentino-francesa-israelí para ganar las Malvinas.

Espantoso. Mientras intento escribir esto, Ernesto se corta la uñas de los pies a mis espaldas. Siento que las uñas voladoras rebotan contra mi dorso. Hay que tener talento para ser tan asqueroso.

Miranda, el personaje femenino de Máquinas…, defiende la respuesta militar inglesa con mis argumentos: «Es una guerra contra el fascismo.»

Lo último de McEwan es lo mejor que llevo leído en un largo tiempo. Años. 

Tiempo muerto de espera tras la siesta, hasta que nos abran la puerta. Comí muchas pavadas durante la siesta y todavía tengo hambre. 

Repentinas ganas de leer algo de Céline, siento que –salvando las distancias, consecuencia directa de la diferencia de época– su caso es muy parecido al mío. Padezco los celos verbales de mis contemporáneos, tanto dentro como fuera de la familia, caso contrario no habría llegado a este punto; alguien me hubiera tirado un salvavidas antes.

Ayer, en nuestra noche de despedida, Martina finalmente me chupó la pija y yo le chupé la concha y la masturbé un poco. Quisiera dejar aquí asentado que, mientras «estaba conmigo», también se besaba con su «amiguita» Zoe, de quince años. Todo muy moderno. 

Al mismo tiempo, en el otro pabellón me dicen que yo soy «la ley» o «el gallo», porque me piso a todas las gallinas. Lo cierto es que estuve con las tres únicas pasables que anduvieron por acá. 

Ayer hablé con mis progenitores. Hay posibilidades de que me den el alta esta semana, pero por ahora nada seguro.

He logrado soltarme y disfrutar un poco más en la mesa, durante una ronda de chistes.

Chiste: un tipo se va de vacaciones a África y, al regresar, se encuentra con un amigo que le pregunta cómo le fue. A lo que el tipo responde: «No sabés lo que fue, no te das una idea.» «¿Qué pasó?», le pregunta el amigo. «Bueno», dice el tipo, «íbamos en un safari y de pronto apareció una banda de negros y uno…» y le hace señas con la mano de que el negro cargaba una pila del tamaño de un bebé… Entonces el amigo le dice: «Por lo menos no perdiste la vida.» «¡¿Vida?! En serio», insiste el tipo, «¿esto te parece vida?… Él en África y yo acá…»

Me doy cuenta de que al haber abandonado el diario de Piglia ahora me cuesta más tener ideas y encontrar el tono como para seguir con este diario.

Estaba Drácula parado en la Cañada y de pronto aparece un tipo con una pistola y empieza a apuntarlo y a decirle que le chupe la pija. Entonces Drácula se arrodilla y comienza a chupársela como un campeón. La hacía tan de goma que el tipo de la pistola se relaja y le saca el chumbo de la sien. Entonces Drácula corta con la mamada y lo mira desde abajo y le dice: «Vos seguí apuntándome, no vaya a ser que alguien se piense que soy puto.»

Dos enfermeras distintas me preguntaron cuándo me voy, aludiendo al tiempo que llevo aquí adentro.

Tiendo a creer que ya consumí toda la cocaína que se puede consumir en una vida antes de que te aburra.

Esto a raíz de que me surgió la duda de qué haré al salir de acá. Con respecto al laburo, sobre todo.

No paro de comer caramelos y chupetines, la ansiedad es galopante.

Un joven tierno entra a la cárcel y todos se le tiran encima. El capo desde el fondo dice que lo dejen en paz y le pide que se acerque hasta donde está él. Una vez que lo tiene al lado, le dice: «Vos sos mi protegido. ¿Qué querés ser? ¿Hombre o mujer?» «Hombre», responde el pendejo. «Bueno, entonces andá chupándote esta conchita», le dice el capo.

05/07/21

Ayer comunicación telefónica con mi hermana. Dice que antes del viernes debería estar en mi casa. Lo tomo con pinzas. Ojalá sea cierto.

06/07/21

Ayer escribí una sola entrada, ya estoy con la cabeza afuera, pese a que no tengo ninguna certeza. Tuve, además, una entrevista con la doctora. Habló de una reunión el día jueves con mi padre y con mi hermana. 

Es hermosa la profe del taller de adicciones. Se llama Jorgelina. Me gustaría pedirle el teléfono. 

Otro suceso que no escribí ayer: la reunión con la doctora resultó ser más amistosa de lo que esperaba.

Hoy por primera vez son las dos de la tarde y yo sigo abajo, sin dormir siesta.

07/07/21

Hoy hice un taller de psicología y, a raíz de un ejercicio, Ernesto me habló de la posibilidad de contactarme con gente de los medios, cosa de publicar en algún diario.

El mismo Ernesto y Daniel, otro entrañable personaje, me hablaron de la posibilidad de contratarme para que los ayude con unos libros que planean escribir. 

08/07/21

Hoy a las tres y media reunión con mi padre, mi hermana y la psiquiatra.

13/07/21

Un martes trece retomo la escritura del diario. Salí de la clínica el viernes nueve, pero la internación continúa a domicilio.

 

Todas las entregas de Una vez más

 

 

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