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24-12-2021 Ficciones

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Por Sergio Fitte

El Decreto Presidencial de Necesidad y Urgencia en líneas generales, para no andar con tecnicismos, expresaba claramente que por razones ajenas a la voluntad del gobierno la Navidad se suprimía. Por lo tanto para no andar con confusiones se quitaban los días 24 y 25 de diciembre de todos los calendarios. Fuesen estos digitales o en formato papel. Intentando no incurrir en cataclismos cósmicos y descoordinar con el resto del mundo los años venideros se repetiría el día 23 tres veces. 

Grupos de fanáticos religiosos, costumbristas acérrimos, agrupaciones de la tercera edad alegando que se les alteraría el biorritmo causándoles catástrofes en su salud, acudieron por medio de amparos a la justicia para invalidar la medida. Nada prosperó.

La trama secreta de la dura decisión que tomó el gobierno tenía que ver con la frágil situación económica que venía arrastrando el país desde los, apenas, veinte años atrás. Esta, si bien dolorosísima, maniobra aseguraría que el futuro sería mejor para todos.

Los organismos económicos mundiales aplaudían la jugada del gobierno. Prometían firmar acuerdos de condonación de deudas una vez que se observaran los primeros resultados positivos.

—“…de esta manera queridos compatriotas los precios no aumentarán nunca más. Debemos dejar de pensar en comprar tanta porquería para festejar una Navidad que no es nuestra y dejar que la economía comience a dar sus frutos…” —las palabras del Señor Presidente sorprendían a la población. La cadena nacional retumbaba por todos los rincones.

—“…qué tanto andar comprando autitos de colección o muñequitas o lo que carajo sea. La Nación debe estar por encima de todo y todos. Les aseguro que si en los próximos meses todo sale bien, cada familia habrá ahorrado lo suficiente para poder comprarse un helicóptero….” 

—Si hay alguna pregunta continuamos, de lo contrario, los despido, hasta fin de año.

Levantando la mano.

Marta Sánchez para Radio Municipal. Señor Presidente: ¿lo que tiene sobre la cabeza es un medio melón? 

No lo sé, no estoy al tanto del tema.

María Clark de radio Atómica. De enserio ¿un helicóptero?

Sí.

Carolina Poso, Radio del Pueblo. Señor Presidente: ¿es fácil pilotear un helicóptero?

Mucho más fácil de lo que usted cree, señorita.

—¿Usted lo hace?

No, no he podido aprender todavía, aunque llevo meses tomando clases de aviación. A propósito de este tema, a partir del año entrante se comenzarán a dictar las asignaturas de Aviación en todos los niveles educativos pertenecientes al estado. 

¡¡¡Veremos si los privados están a la altura!!! 

Estamos en negociaciones permanentes con potencias extranjeras para la pronta instalación de 600 empresas dedicadas a la construcción de helicópteros. Tengo entendido, por charlas con el Ministro de Infraestructura, que lo más conveniente para la confección y distribución será que las mismas se radiquen todas en este distrito. Por lo que los invito a anotarse para trabajar como “helicopterista”, creo que se le dice así… Para cerrar la alocución, les hago saber que como nuestra prioridad son los niños, desde hoy mismo diferentes comitivas pedagógicas dependientes del Ministerio de Educación y Comunicación de la Nación realizarán charlas explicativas en los Jardines de Infantes y escuelas primarias.

De inmediato, en las primeras horas hábiles del día siguiente los grupos de Explicación, como se los denominó, comenzaron a realizar sus trabajos. Conformados por dos o tres personas, no más, para poder abarcar la mayor cantidad de centros educativos. Sin haberse establecido un plan unificador, cada trabajador de la educación se encontraba en completa libertad para formar su teoría del por qué de la supresión de los festejos navideños. Lo único que habían sugerido las altas esferas del gobierno era que se hiciese hincapie en el tema de la aviación.

Los resultados en los jardines de infantes fueron devastadores. Según los datos estadísticos se pudo observar que los llantos se incrementaron en un siete mil por ciento. A medida que los educados eran más grandes la noticia se tomaba con un poco menos de dolor. La fragilidad de muchos, de todas maneras arrasaba con llevar al precipicio de las emociones a cursos completos.

“…como Presidente les hago saber que las lágrimas del presente serán los vítores del futuro…”.

(Aplausos)

La cadena nacional era permanente. Para no perder registro de nada el Presidente comenzó a ser filmado día y noche y transmitido en directo por todas las emisoras. Sin quererlo se había transformado en un reality de bajo presupuesto. Para que su imagen mantuviese la popularidad se les encomendó a los Ministros y allegados que aplaudieran cada uno de sus movimientos de manera constante. Esto llevó a que ya en el primer día los médicos de guardia de Presidencia tuviesen que atender a más de uno por presentar enrojecimiento y sangrado de manos. También hubo un par de esguinzados, alguna tendinitis y hasta fracturas por estrés durante la madrugada.

“…no es para preocuparse, es común que los huesos del brazo se quiebren luego de aplaudir de manera ininterrumpida durante más de 14 horas. Los huesos del brazo se llaman cúbito y radio me lo enseñaron en la facultad… Además me viene bien para refrescar un poco Traumatología que nunca fue de mis especialidades favoritas. A propósito, todos aquellos médicos recién recibidos que se quieran sumar a nuestras tareas serán bienvenidos. (Sic. del médico de Presidencia)

Aplausos redoblados por parte de los compañeros que continuaban sanos.

Alguien de los que conformaba la mesa chica del Presidente sugirió que se suspendieran los aplausos durante las horas que el primer mandatario estuviese durmiendo. Luego de una larga charla se lo convenció de que así fuera, no se mostró muy de acuerdo con la sugerencia. Manifestaba que se había acostumbrado a dormir con el murmullo del batir de palmas.

“…es como cuando te dormís escuchando el mar….”

Mocosos de porquería dejen de llorar. Este año no hay ni Navidad ni Papá Noel ni nada que se le parezca. El país se fundió y ustedes rompiéndole tanto las pelotas a sus padres, los obligan a gastar y gastar dinero en boludeces. Se terminó. Se los digo a todos. Y si por mí fuera no habría nunca más un festejo de nada. Sus padres fueron formateados por propaganda capitalista. Ustedes serán diferentes, yo mismo me encargaré de que así sea… Y dejen de llorar o también les digo que el ratón Pérez, los Reyes Magos, la Llorona y el Hombre de la Bolsa, son los padres.

El Ministro de Educación a la cabeza de los “explicadores” trataba de dar el ejemplo. Los nenes de salita de cinco no lo tomaban a bien. Su atuendo de asesino serial con un cuchillo de utilería atravesándole la cabeza no le sumaba nada al discurso. Se notaba que había perdido algo de pedagogía.

Hubo quienes se centraron en el tema de la aviación y repartieron manualidades a todos los niños.

“…en el fondo éste es un regalito que te manda Papá Noel…”

Ninguno de los niños quedaba del todo conforme con la aclaración y mucho menos con el regalo de utilería que recibían.

Con el correr de los días y la cercanía de la fecha señalada el clima de disconformidad se fue acentuando en toda la población.

Se rumoreaba que al menos dos de los integrantes de los aplaudidores habían perdido la vida por deshidratación. Según el medio de comunicación que se escuchara, las noticias se negaban o afirmaban a los gritos. 

El país todo se manejaba a los gritos. A tal punto llegaba la cuestión que territorios vecinos afirmaban que se les disparaban las alarmas antisismos cuando el viento venía de ese lado.

Aparecieron cientos de opiniones que se discutían acaloradamente en la televisión. Se había hecho costumbre terminar el último bloque de los programas con un tole tole a las trompadas todos contra todos.

A todo esto el Señor Presidente continuaba con su reality perdiendo audiencia día tras día. Para revertir la situación, él también comenzó a mantener charlas abiertas con diferentes ciudadanos en vivo y en directo. Por lo general los asesores buscaban personas que se manifestaran a favor o que no fueran acérrimos enemigos de la medida adoptada mediante Decreto.

En una de las participaciones se presentó un pequeño hombre canoso que al parecer era sordomudo. Ya que no pronunciaba palabra alguna o al menos nadie le entendía lo que decía. Gesticulaba con bastante energía para la cantidad de años que parecía tener.

Cuando le tocó su turno se sentó delante del Presidente y miró la cámara con la determinación que lo hace una persona experimentada.

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El movimiento de cabeza del Señor Presidente y la carcajada fue brutal. Por poco se cae al suelo. Se agarraba la panza.

Los aplaudidores reforzaban sus maniobras tratando de superar los alaridos, no solo del Presidente sino también de todo el personal del set televisivo que no daban crédito a lo que escuchaban sus oídos. 

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Fue recién en ese momento que el reconocido filósofo Nitabell logró sortear la cantidad de gente que tenía delante y logró llegar hasta el Presidente. Poco le importó que la mitad de su cuerpo invadiera la pantalla de la transmisión.

Con su respeto Señor Presidente, éste hombre está hablando en Argentino.

¿En qué?apenas audible por la risa y la flema que le desbordaba la boca.

En Argentino, Señor Presidente. Si me autoriza yo le podría traducir lo que nos está tratando de comunicar.

Hágalo, hágalo, pero no me culpe si me río.

Tomando el control del asunto, el hombrecillo habló concienzudamente durante varios segundos.

Luego Nitabell tradujo:

Hace no tantos años en mi querida Argentina ocurrió un hecho similar al que su gobierno está atravesando en este momento. Por aquel entonces nuestros sabios gobernantes supieron solucionarlo a tiempo. Usted tiene un recurso para hacerlo. Y es el siguiente.

La cara del primer mandatario comenzó a componerse y continúo escuchando atentamente las palabras del filósofo.

Deje todo como está el tema del calendario. Continúe con la suspensión de los festejos Navideños y decrete los tres 23 de diciembre feriado nacional turístico a los fines de celebrar la pre Navidad.

Un breve intercambio de opiniones con los allegados de la mesa chica y la decisión estaba tomada.

En una dicción muy complicada, el Señor Presidente alzó una copa, tratando de imitar las palabras del desconocido  pronunció algo así.

—Fielich prret Naviedadet.

Antes de dar por finalizado, al menos por unos días el reality que lo venía acompañando, trató de encontrar al hombrecillo para darle las gracias.

 

 

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