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29-03-2022 Notas

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Por Leticia Martin

Las películas de Ignacio Masllorens son siempre una experiencia. Y digo experiencia en el sentido en que define a la experiencia Alain Miller: “como entrar por primera vez en una habitación oscura”. Cada uno, cada una, ve en esa habitación —en esa pantalla— un poco de lo que quiere ver, reedita el film a su modo, con sus elementos disponibles, como diría Beatriz Sarlo. 

Pero empecemos por el principio. Hablemos puntualmente de su último film. Para empezar hay que decir que Atlas es un trabajo en co-dirección con Guadalupe Gaona. Es una pregunta sobre la vida de Christofredo Jakob. Como ellos mismos dicen: “es un retrato fallido, promesa de una biografía incompleta que esquiva cualquier voz que intente reconstruir un sentido único de la historia”

Si uno mira son detenerse a mirar podría clasificarlo como biopic, película científica o incluso documental. Pero la intención del film es todavía mayor, es ser pregunta, abrir un espacio nuevo de interés sobre la vida de este importante neurobiólogo alemán que recayó en la Argentina de finales del Siglo XIX para —en palabras de su nieta Cuqui— disponer de 30 cerebros en lugar de uno solo (como en Europa) para sus investigaciones. 

El planteo del film no puede entenderse desde el género y sus posibles clasificaciones sino que hay que pensarlo entre los silencios y las voces que lo hablan. No existe una decisión racional, erudita, desde la que cerrar el sentido en una sola dirección; sino todo lo contrario. Cada plano dura lo que tiene que durar. Cada imagen se toma su tiempo y la palabra no llega con ansiedades a explicarlo todo sino que se administra a cuentagotas para exigir al espectador una posición activa en la recepción del film. Una serie de discursos fragmentarios que encarnan diferentes voces —no siempre oficiales y con distintos grados de exactitud— interrumpen el largo silencio de los planos cinematográficos para ir exponiendo un collage multiforme de voces a partir de las que el espectador irá abriéndose el camino a preguntas y más preguntas. ¿Quién fue realmente este célebre doctor? ¿Por qué hoy está tan deteriorado el que fuera su laboratorio? ¿De qué modo el sur argentino hipnotizó a Jakob del modo en que lo hizo?

Jakob fue un científico, un neurobiólogo y profesor alemán contratado por el gobierno argentino, con el objetivo de modernizar las instituciones de salud mental. Trabajó en las Universidades de La Plata y Buenos Aires. También fue un aventurero que exploraba con detenimiento la zona del Tronador, así como la de los lagos Moreno, Nahuel Huapí y la zona de Pampa Linda. Le cabe también el mote de “descubridor”, porque fue el primero en encontrar la laguna que hoy lleva su nombre, “Laguna Jakob” gracias a Otto Meiling, que así decidió bautizarla. Además Jakob creó el corte cerebral que lleva el nombre del conocido cerro Tronador. Según el imperdible relato de su nieta Cuqui, no carente de gracia y que tiñe de humor las otras líneas de la trama, su abuelo estaba en ese lugar el día del descubrimiento de ese tipo de corte en el cerebro (que aún hoy se utiliza a nivel mundial) y por ese motivo así lo nombró. En 1911 Jakob publicó junto a Clemente Onelli, que en ese momento era el director del zoológico de Buenos Aires, un Atlas del cerebro de los mamíferos de la República Argentina. Se comenta que, cada vez que moría un animal, Onelli lo enviaba al laboratorio de Jakob para que estudiara su cerebro. 

Para concluir, Atlas es un trabajo minucioso desde la imagen hacia la historia y no al revés, es táctica y no estrategia, es la búsqueda casi arqueológica de restos de fotografías impresas en papel, frascos de formol conteniendo animales, o partes de animales, órganos de animales, fetos, cerebros humanos, especímenes embalsamados, o disecados, y una serie de experimentos que hablan del ser hombre —y del ser mujer— en otro mundo: un mundo pasado en el que el discurso de la ciencia era todavía sagrado, más respetado, menos resistido. A partir de esos elementos descubiertos a los que se les pasa un pincel para quitar el polvo que los esconde cuál restos fósiles debajo de la tierra, Gaona y Masllorens reconstruyen los sueños cientificistas y naturalistas de aquel hombre y la historia de aquel subsuelo en el Hospital Neuropsiquiátrico Dr. Braulio Moyano. Nadie imaginó el destino de abandono y deterioro al que la Ciudad de Buenos Aires conminara a ese palacio del positivismo con el paso de los años.

Atlas es una mezcla de locura, imagen muda, microscopio y obsesión que —según sospechamos al final del recorrido— llevó a Jakob a ver cerebros desde el mirador del cerro Catedral, en Bariloche, paraíso que hoy también lleva su nombre.

 

Funciones: viernes de abril – 20 horas –  MALBA (Av. Pres. Figueroa Alcorta 3415, CABA)
Título: Atlas
Directores: Guadalupe Gaona e Ignacio Masllorens
Duración: 1.29 hs
Año: 2021

 

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