Por Diego Fernández Pais | Portada: Norberto Sica

Podemos dejar las luces de Navidad
encendidas hasta enero,
este sitio es nuestro,
y acá nosotros ponemos las reglas.
Y hay como una neblina resplandeciente,
algo misterioso en torno a ti, querido.
¿Te conozco desde hace 20 segundos
o 20 años?
Taylor Swift, Lover

07/08/21

Hace ya casi un mes que salí de la clínica y que, por lo tanto, abandoné este diario. Sin embargo, hoy recibí un llamado que me ha convencido de retomarlo.

El representante en América Latina de Taylor Swift se puso en contacto conmigo para avisarme que el lunes por la mañana me pasa a buscar un transfer por mi casa para llevarme al aeropuerto. Vuelo primero a Buenos Aires y de ahí a Ushuaia. 

Taylor quiere componer un tema en conjunto conmigo. Me van a pagar veinte mil dólares, y los derechos luego quedan para ella. No me importa, lo haría gratis.

08/08/21

Ya le pedí permiso a mi viejo, que está viviendo conmigo, y a la psiquiatra y ambos me lo dieron. 

Mañana empieza la aventura.

09/08/21

Conforme lo pactado, hoy me pasó a buscar el transfer a las ocho de la mañana.

Ahora son las diez y treinta y cuatro, escribo esto desde el avión. A las once y media llego a Buenos Aires y a las tres de la tarde sale el vuelo a Ushuaia.

Tiempo muerto en Aeroparque. Almuerzo un McPollo y me conecto a internet. Posteo una foto mía con auriculares en Facebook e Instagram.

Desde que salí de la clínica, mi nivel de ansiedad es muy elevado. Son las seis menos cuarto de la tarde, en media hora aterrizamos en Ushuaia. No paré de caminar durante todo el vuelo. 

Encima el barbijo, lo más incómodo del mundo. 

Quisiera derramar ríos de tinta pero casi no puedo escribir por culpa del estado de shock en el que me encuentro. Tantas cosas en tan poco tiempo.

Cuando llegué al aeropuerto, un señor me esperaba con un cartel con mi nombre. Era un taxista cordobés llamado Marcelo, y me trajo hasta el hotel Arakur, donde me estoy hospedando ahora. 

Ni bien hice el check-in, un tipo del equipo de seguridad de Taylor me avisó que comería solo en el restaurante (del hotel) La Cravia, y que recién después vería a la «señorita Swift».

De entrada, comí langostinos apanados y, como plato principal, un rack de cordero.

Luego, subí a ponerme el traje de baño y volví a bajar para reunirme con Taylor en el spa. 

Cerraron el espacio especialmente para nosotros.

Es hermosa, un poco más gordita de lo que imaginaba. Nadamos al aire libre, con vista de la ciudad de fondo. 

No pasó nada, ni siquiera le di un beso, pero hay onda.

Me dijo que al hotel se lo recomendó Ed Sheeran. 

Ahora estoy por dormir, aunque dudo que pueda hacerlo. 

10/08/21

Hoy me desperté a las siete de la mañana. Ahora son las ocho. Desayuné (solo) jamón, queso, huevos revueltos y salmón con tostadas. A la mañana jornada de snowboard, también solo.

Recién después del mediodía vuelvo a ver a Taylor para empezar a componer un tema.

La reunión será en su cuarto, donde ya montaron una sala de grabación. 

«La única verdad es la realidad» (Juan Domingo Perón, profesor de Teoría Literaria.)

Hoy yo tuve menos onda que ayer. A la mañana me cagué de frío y a golpes esquiando, lo que me bajó la autoestima. 

Después de almorzar me junté con Taylor y empezamos a componer un tema que posiblemente se titule «Two Is Better Than One».

Me costó ponerme a tono con el manejo del inglés.

Nos besamos y me habló de Perón y de Evita.

Leímos a Cortázar, y me preguntó si yo me consideraba un cronopio o un fama. Le dije que un fama. Un fama de punta a punta.

Esta noche, de nuevo, estoy invitado a su cuarto a cenar.

Me pareció, de nuevo, preciosa.

Son las siete de la tarde y ya casi tenemos completa la letra de la canción. Ella, junto a otros músicos, se encargará de ponerle música.

Taylor dice que me sigue desde que publicaba mis cuentos policiales en la revista literaria Don Pío.

* Portada: Vista del Hotel Arakur, Ushuaia. Norberto Sica

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