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Por Manuel Quaranta
I.
El fantasma del padre de Hamlet visita a su hijo y le reclama la virtud filial de la venganza. Hamlet junior sabe que el crimen lo ha perpetrado su tío Claudio, ahora rey, sabe, pero no puede cumplir la misión. Tiene todas las ganas, sin embargo, a contrapelo de Edipo, que actúa sin saber, el príncipe danés sabe y no actúa: se le llena el cuerpo de dudas e impotencia, titubea. La vacilación lo carcome al punto de preguntarse, “¿ser o no ser?”, hasta la escena del descenso a la sepultura de Ofelia, releída por Lacan. Es el atravesamiento del duelo: Hamlet asume su deseo y se convierte, por fin, en adulto.
II.
Atento a no exagerar, una de las grandes novelas del siglo XX trata sobre un pueblo fantasma, sobre los fantasmas de una nación, sobre aquello que vuelve sin remedio para avisarnos que nunca se ha ido realmente: “Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo”.
III.
Un año después del nacimiento de Juan Rulfo, nace en Jalisco Juan José Arreola. Su microrrelato resiste incluso las banales hordas de la viralidad: “La mujer que amé se ha convertido en fantasma. Yo soy el lugar de sus apariciones”.
IV.
Improvisando para la película Ghost dance, Jacques Derrida le dice a Pascale Ogier: “El cine es un arte de fantasmas […] Es un arte que deja volver a los fantasmas” (“Le cinéma est un art de la fantomachie […] C’est un art de laisser revenir les fantômes”; los subtítulos en inglés traducen: “The cinema is the art of ghosts […] It´s the art of allowing ghosts to come back”).
V.
La literatura, afirma Maurice Blanchot (aunque no estoy 100% seguro), es entrar a la casa embrujada cuando los fantasmas ya se han ido.
VI.
A ghost story cuenta el dolor del duelo enterrado, cuenta cómo nos cuesta soltar lo que alguna vez creímos tener. Resumo la trama de la película. Muere un joven enamorado, pero como no puede (o no quiere) abandonar a la amada (no asume su propia muerte), retorna a la vida bajo la forma clásica del fantasma, con la ilusión de reencontrarse con ella. En, a mi juicio, una de las escenas más conmovedoras del siglo XXI, el fantasma del amante se comunica con otro fantasma, de ventana a ventana, sin articular ningún lenguaje. Cada uno se ha atrincherado en el hogar donde fue feliz. El diálogo mudo es el siguiente: –Hola. –Hola. –Estoy esperando a alguien. –¿A quién? –No me acuerdo.
VII.
En la antepenúltima página de La arquitectura del fantasma. Una autobiografía, Héctor Libertella recuerda que en el aeropuerto de Barajas le puso punto final al libro El paseo internacional del perverso, marcándolo con tanta fuerza que traspasó la hoja de papel:
Por ese agujerito espié todo. Volví a ver una de las películas que más me habían impresionado, aquella sobre el libro de Alan Sillitoe que le da título a este capítulo (creo que en la Argentina se tradujo El mundo frente a mí). Un típico actor con cara de reformatorio, Tom Courtenay, llegaba primero a la gloriosa final de la Maratón Intercolegial inglesa. Pero un metro antes de ganar se detenía y dejaba que todos pasaran. Recordé que Freud llama “neurosis de destino”, esa elaboración alrededor de la pareja éxito-fracaso. Por ese agujerito, adiviné que a los pocos meses, con ese libro yo iba a ganar en París, entre más de 2.400 escritores de treinta países, el Premio Juan Rulfo.
VIII.
Deudora de Libertella, la tesis de Fantasma de la vanguardia, de Damián Tabarovsky, recorre la historia del arte, la resignifica, la martiriza, discute con la corrección política, la literatura convencional, el consenso encubridor, y dice básicamente que el diálogo con el fantasma de la vanguardia (luego de la victoria del mercado y de la derrota vanguardista) se da siempre en el orden del malentendido: cuando el fantasma nos habla no le prestamos atención, cuando le hablamos, se distrae; nunca terminamos de entender lo que quiere decir, o le entendemos mal, o entendemos otra cosa. La mejor literatura sucede intentando entablar ese diálogo imposible.
IX.
La autora de Elogio del riesgo y en Caso de amor, Anne Doufurmantelle, escribió, cinco años antes de morir, Inteligencia del sueño. Fantasmas, apariciones, inspiración: “Dijimos que el sueño era una potencia fantasma venida a restablecer una verdad prohibida, dijimos que venía de criptas y de tumbas, que surgía del lugar mismo de la impotencia, del miedo, de la crueldad, de la vergüenza”.
X.
Mediante un audio de Whatsapp, César Mazza, en respuesta a un impreciso audio mío sobre Sartre y la infancia (como la infancia es insuperable la clave consiste en hacer con ella algo que nadie esperaba, ni siquiera nosotros), me explica, lúcido y tenaz:
En términos de Lacan, eso que plantea Sartre sería que lo que nos constituye es el fantasma…que es un armazón donde están coagulados la significación y el sentido del goce y que, por supuesto, retorna y golpea todo el tiempo…El asunto es cómo…Hay distintas operaciones que plantea Lacan…Una es el atravesamiento, cómo eso se va desarmando de alguna forma, e inclusive nunca se llega a desarmar del todo. Hay que tener en cuenta eso, pero si se logra una distancia tal vez se puede, a veces, detectar una fragmentación del fantasma, lo que puede generar mucha angustia porque no tenés de dónde asirte…El desafío de un análisis es siempre ver cómo se responde a lo impuesto.
XI.
David Nahón publicó Fantasma en 2022, es una crónica sobre el duelo, las derrotas y alguna módica victoria. En la página 59 anoté cuatro preguntas: ¿Por qué no puedo dejar morir esa voz y esa mirada? ¿Por qué la quiero seguir oyendo? ¿Por qué necesito que me mire? ¿Para ser?
Cierra Nahón:
Hay este padre, pero como no coincidía con el anhelado yo creía que no había nada. Si puedo encontrarme con el padre que hay y no con el que faltó en mi cabeza, quizás ¿quién dice? Al tiempo de perder una madre encuentro un padre.
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