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21-12-2023 Notas

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Por Luciano Lutereau

Los varones edípicos

El complejo de Edipo, en el caso del varón, impone una actitud precisa en el modo de relación con el objeto de amor primario (la madre): querer estar siempre con ella y, cuando no es posible en el momento, regresar pronto.

Esta es la idea que está detrás del planteo freudiano de que, en el amor, el encuentro es en verdad un reencuentro -que no aplica para la niña- y que se verifica en situaciones tan disímiles como la del varón que se descubre enamorado cuando el otro está ausente, o bien del que no disfruta de salir con otras personas si podría estar con aquella a la que ama.

Un caso típico de esta última situación es el varón que, cuando se entera que la persona que le gusta está libre tal noche (cuando antes dijera que tenía un compromiso), suspende lo que tiene que hacer para ir a su (re)encuentro. Para el varón edípico, amar es volver.

Puede ser que, si en ese momento, por el motivo que fuese, no suspende su plan, no se divierta tanto o quizá tema que la persona amada piense que no la quiere tanto. Esta inquietud es proyectiva y nace de la apercepción interna del pensamiento siguiente: “Si no corro a su encuentro, será que no amo”.

La contracara de esta situación está en el varón igualmente edípico que, si realiza el deseo de permanencia, se aburre o deserotiza -por la raíz incestuosa de la presencia.

Esto me recuerda una conversación con un amigo y colega que hace unos años me dijo que el problema de la infidelidad masculina no es que sea con otra persona, lo que introduce un asunto moral; sino que el varón no pueda serle infiel a su pareja con esa misma pareja, es decir, que esta esté condenada a ser “lo mismo” y no represente una instancia de alteridad, no pueda ser otra.

Los varones edípicos, entonces, pasado un tiempo, reducido el otro a eso que los aprisiona y aburre maternalmente, se la pasan planificando huidas.

El varón edípico vive pensando cómo huir de su pareja. Para después volver.

De todos modos, esta especie de varón es cada vez menos frecuente. El Edipo es una estructura de antaño y caída en desuso.

Ahora los varones simplemente huyen.

*Portada: Detalle de «El beso» (1859) de Francesco Hayez

 

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