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17-01-2024 Notas

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Por Diana Rogovsky

Solo tú puedes provocar este cambio en mí,
porque es verdad, tú eres mi destino.
Cuando me tomas de la mano,
comprendo la magia que haces.
Eres mi sueño hecho realidad,
mi único amor, eres tú
Los Plateros

 

La serie You temporada 4 me fue recomendada en la Revista 24 Cuadros. Había visto la primera hace años pero salté directamente a la cuarta sin dificultades. Gracias a los resúmenes, flashbacks y la férrea lógica del guión vamos recomponiendo de a pedazos lo esencial de la trama para poder sumergirnos, literalmente zambullirnos en esta secuencia. Maratoneamos en una excesividad de esas que hoy se nos ofrecen: la carrera de resistencia psico-viso-intelectual. Una buena dosis de veneno será antídoto justo para este verano que se las trae. Un amasijo.

Desde los comienzos está claro que las referencias a la literatura, la escritura y los procesos artísticos van a nutrir esta propuesta. Y no spoileo más, podrán googlear si así lo desean, tal como hace nuestro protagonista cada vez que lo necesita.

También sabemos desde los principios que Joe o Jonathan es un asesino perfecto. Podemos llamarlo psicópata, perverso, esquizofrénico, sádico o del modo en que nuestro marco teórico mejor nos recomiende. Hay aspectos de otra serie muy recomendable, Mr Robot, que resuenan muy bien con You. Consuenan. También nos queda en claro que Crimen y castigo, la novela de Fiodor Dostoievsky o Macbeth de William Shakespeare alimentan toda la historia. E incorporemos al cine de Alfred Hitchcock y Brian de Palma, el film noir, en los que nos identificamos con las peripecias del asesino y veremos todos los chistes que se nos hacen: dificultades de segmentar cuerpos, destruir pruebas, adelantarse a sus descubridores. La receta ya está en su fórmula y funcionando.

La cuarta temporada de You es desembozadamente homenaje a Agatha Christie. Los primeros capítulos son una delicia para quien guste de esta escritora tan popular. Al igual que ella, agudamente contemplamos las hipocresías y cinismo de las clases altas y los crímenes por celos, venganza o dinero. Nos encontramos a nuestro Virgilio, una muchacha lúcida, estudiante de literatura y escritora (un personaje que va reapareciendo con formas diversas en cada temporada y que atrae a Joe por su inteligencia y, diremos, bondad) que nos va diciendo cuáles son las claves que sigue el protagonista en sus intrincadas elucubraciones. El propio Joe, con su continua e hipnótica voz en off nos narra, comenta e inserta las citas de la preciada literatura en su boca o en la de alguno de los personajes.

Asistimos a un complicado duelo intelectual entre la disociación de las diferentes voces que conviven en Joe, quienes lo descubren y persiguen y las Lady Macbeth que se va agenciando en el camino. Una carrera contra el tiempo y la obsesión. Claro que pensar todo el tiempo sobre uno mismo no puede conducir más que a un infierno. Y ahí vive Joe.

Su crítica e ironía dan en el blanco. Hay pocos personajes bondadosos y él intenta, a su manera, salvarlos. ¿De qué, del propio mundo en el que él mismo sabe reinar? Lo interesante, además de la realización que no falla en  ningún aspecto, es que Joe tiene razón, sociológicamente hablando, ve todas las inmundicias de las formas de vida y desarrollos de personalidad que lo rodean en las clases altas e ilustradas o mediáticas en las se mueve. Aunque Joe no nació rico y tiene los mismos problemas que todo el mundo. Y que los pobres o los que no han sido esperados ni amados suficientemente. Claro que combinados en una particular receta con una infancia de abandono, crueldad y delirio. Pero sus preguntas acerca del amor, la sociedad, la paternidad y los cuidados son importantes.

Joe es un romántico: busca a la mujer ideal una y otra vez. Lo que pasa es que luego la paranoia, los crímenes pasados y el descontrol hacen que encuentre una única manera de resolver sus problemas: matando a la gente que se interpone ante su buena voluntad de renacer. Y siempre hay armas, cuchillos, venenos y sogas a mano. ¡Él sí que agarra la pala! Lo que ansía en definitiva es amar y ser amado. Y por eso, todo. Por You. ¿Pero quién es “tú”, esa segunda persona del singular que lo asola?

Joe es insaciable. Encierra en un caja de vidrio como una brillante e iluminada pecera a las personas pues necesita controlar su mundo. Debe hacer justicia por su propia mano. Se decepciona de que las cosas cambien ante sus ojos: todo se transforma y se corrompe. Es un voyer, un fisgón, un escópico sin límites. Un supervisor. Hace acometer a los demás aquellas fantasías a las que no se atreven y que mejor sería no realizar. Joe corrige el mundo.

Algo particularmente interesante en la factura de la serie es cómo se usa el teléfono celular, la internet y una sagaz mirada presente acerca de las diferentes ciudades y ámbitos que va recorriendo. Es una serie autoconsciente. Nos hace notar que la diferencia está en los bordes: él simplemente actúa lo que otros (algunos) no se animan a hacer. La escalada es espiralada y se convierte en huracán. Sabemos que son actores, trucos, tintas, encuadres e iluminación, que si no, ¡qué miedo esto del ser humano y su psiquismo! Las causas de los actos, las potencias y sus frenos quedan expuestas como carroña al sol.

 

 

 

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