Blog

11-03-2024 Notas

Facebook Twitter

Por Joaquín Gallardo

I

Hace unos meses, recorriendo la feria de libros de Parque Rivadavia, encontré Extimidad, un libro de Miller que nunca había leído. Tampoco conocía esa palabra y la googleé: extimidad es un concepto paradójico en tanto se trata de aquello que nos resulta más próximo, más interior, sin dejar de ser exterior. ¿Qué significa esto?

II

Miller le dedica un curso de un año a este concepto que Lacan construye para dar cuenta de algo que escuchaba en la clínica. Miller (2010) lo define como lo más interior, sin dejar de ser exterior, ¿cómo algo interior podría ser exterior, de otro? Agrega también que es como un cuerpo extraño, una fractura constitutiva de la intimidad. ¿Y qué es eso que tenemos, nos habita, pero no es nuestro? La primera respuesta que da Miller es el inconsciente. 

Una paciente me habla de su padre, de cómo obedece a su madre y cómo ella lo reta cuando no hace lo que quiere. Dice: 

―Papá es una dominada (…) 

La detengo y le pido que me hable sobre ese fallido. 

―No es un fallido, quise decir dominado

En esto se puede ubicar cómo algo dentro suyo habló por ella, más allá de lo que quiso decir. ¿Qué es eso que la habita y habla por ella? Lo éxtimo, el inconsciente. 

Otra paciente me cuenta, muy avergonzada, que tuvo sueños eróticos con su padre y le dio asco. Podríamos leer cómo una parte de su psiquismo trabaja más allá de lo que ella quiere o puede manejar y el efecto que tiene en ella. Estos son ejemplos que confirman el postulado de Miller: el sujeto es gobernado desde el interior mismo (y agrego yo: por Otro). 

III

El curso continúa y él plantea que en su fuero más íntimo, el sujeto descubre otra cosa. ¿De qué se trata ese descubrimiento? 

Una mujer pide iniciar tratamiento conmigo porque está muy angustiada a raíz de una separación de una pareja de tres años. A la tercera consulta, abro la puerta del consultorio y la veo llorando. Ella entra, se sienta y me dice:

―Estoy muy angustiada. Tuve un sangrado vaginal, fui a la ginecóloga y me dijo que tengo una inflamación en el cuello uterino. Seguro tengo HIV. 

Su frase me toma por sorpresa, le pregunto por qué piensa que lo tendría. Me contesta: 

―Siempre pienso lo peor, asocio enfermedad con muerte. Me llenaron la cabeza de criatura. Papá me decía que no tuviera relaciones porque podía enfermarme o quedar embarazada.

―¿Y vos estás de acuerdo con eso? ¿Pensás que si alguien tiene relaciones solamente se puede enfermar o embarazar?

Se queda en silencio unos minutos y me mira.

―No, esas son ideas de papá. Para mí, alguien puede coger por placer o para desconectar.  

Corto la sesión en ese momento en el que ella pudo leer cómo estaba habitada por ideas que no eran suyas ni la representaban, y esto da pie a construir su propio campo de sentidos. 

IV

Entonces, dentro del sujeto hay algo externo que lo habita: el inconsciente, con sus fallidos, sus sueños, sus síntomas; el discurso del Otro ―aquel que haya cumplido una función paterna o materna― que dejó huellas con sus palabras; el lenguaje, que es algo con lo que un sujeto no nace, más bien adquiere de un tercero; y el sujeto del inconsciente, distinto a aquel que se recuesta en el diván. 

El concepto de extimidad y su posterior teorización nos muestran cómo cada persona no se gobierna a sí misma, sino que es efecto de tantos otros elementos en juego. Quiero concluir con una frase de Miller: el drama del sujeto es no lograr estar plenamente en su casa. 

 

* Portada: Detalle de «Frida como tehuana o Diego en mis pensamientos» (1943) de Frida Kahlo

 

Etiquetas: , , , , ,

Facebook Twitter

Comentarios

Comments are closed.