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14-06-2024 Ficciones

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Por Leticia D’Albenzio

Desnudo en la bañera llena de agua, con la cara desfigurada por los golpes y los párpados cortajeados, así encontraron el cuerpo de Guido Segredo esta mañana, en su casa de Almagro. Todavía se desconoce la causa principal de muerte; sin embargo, desde el primer momento, el forense descartó que el joven hubiera sido asfixiado durante la sumersión, porque para eso “se requiere de una gran desproporción de fuerzas entre el agresor y la víctima”, que es poco frecuente. En cambio, las lesiones en la cabeza podrían ser previas a la asfixia, y eso explicaría que la víctima, un boxeador amateur de veintitrés años, se encontrara indefensa en el momento del hundimiento. Incluso, se cree que Segredo habría muerto a causa de esos golpes (y no por asfixia). Junto al cuerpo flotaban sus anteojos rotos, su ropa y el celular destrozado; además, se encontró hundida una piedra amatista. De haber huellas digitales que pudieran orientar sobre la identidad del atacante o atacantes en alguno de los objetos mencionados, el agua las habría borrado.

El joven fallecido trabajaba como instructor de boxeo en el gimnasio de Florencio Rinaldi, Campeón Nacional Superpluma 2009, ubicado en el barrio de Belgrano. Él denunció la desaparición de su empleado, después de que se ausentara por dos días a su trabajo sin mediar aviso, y de la falta de respuesta a sus llamadas y mensajes de WhatsApp.

En la puerta de la casa, rodeada de patrulleros, Rinaldi se mostró impactado por la noticia de la muerte y habló de él con respeto y dolor ante semejante hecho de violencia.

De acuerdo al primer informe policial, el hallazgo tuvo detalles macabros. “El agua ha provocado un blanqueamiento y arrugamiento de la epidermis de las manos, casi desprendida en forma de guante”, detalló el médico forense. Además, “las uñas se despegan con facilidad, lo que nos sugiere que el cadáver lleva sumergido, al menos, tres días”, agregó.

Quienes conocían a Guido destacaron que era un hombre con una vida “tranquila”, de trabajo y sin desórdenes. No obstante, la vecina de enfrente dijo que intuía que algo no andaba bien y que por eso había llamado a la policía momentos antes de que lo hiciera Rinaldi. Ella no veía a Guido desde el domingo, día de su presunta muerte. Esa tarde, mientras hacía la siesta, le pareció escuchar gritos de mujer, pero no estaba segura de que vinieran de su casa. El vecino de al lado no pudo confirmar sus declaraciones, porque había pasado el día en lo de su hija. “Cuando aparece su hermana, suelen escucharse escándalos así”, dijo. Otra de las vecinas cercanas al joven agregó: “Anda en cosas raras ella”. Pero lo cierto era que la noticia dejó al barrio de Almagro sorprendido y conmocionado.

El Fiscal Marcial Valdez está investigando el caso, que fue caratulado como homicidio. Declaró que se desconocía el móvil del crimen, pero descartó que estuviera vinculado a un robo. Solo agregó que el hecho de no poder acceder al celular de la víctima dificultaba la investigación. Sin embargo, Valdez fue optimista respecto de la resolución del caso, tras lo cual aclaró que la causa se encontraba bajo secreto de sumario.

* Prólogo de «Nocaut», novela de Leticia D’Albenzio, de 2024, editada por Diotima

** Portada: «Club Night» (1907) de George Wesley Bellows

 

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