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Por Jason Ramirez
La incertidumbre en el mando
de los actos no es compatible
con la verdadera cordura
Yuang Tsi. Hacia 500 a.c.
Pero mis brazos insisten en abrazar al mundo, porque aún
no les enseñaron que ya es demasiado tarde.
El despertar. Alejandra Pizarnik.
Hubo una época en que los navegantes no tenían GPS electrónico pero podían dirigir la marcha -marcando a la vez su propia posición- mirando al cielo y tomando como referencia las estrellas y las constelaciones que estas conforman. No sabían qué iban a encontrar pues eran aguas inexploradas, pero sabían que estaban buscando. No qué en tanto objeto, porque podrían encontrar una isla o un continente, pero sabían efectivamente que estaban a la búsqueda de algo: de tierra firme.
¿Qué hubiese pasado si de repente el cielo se hubiese quedado sin estrellas? ¿Si una nube impidiera a los navegantes guiarse en el camino hundiéndolos en un pozo inmenso de negrura? Es posible de ser plantada en estos términos a la incertidumbre como experiencia subjetiva, esa que no cesa de escucharse en el consultorio y en conversaciones familiares o de amigos/as: un navegar a ciegas en ausencia de las referencias que en otros momentos han servido de guía; un estar a la deriva en el medio del océano.
El contexto socioeconómico y la lógica voraz del capitalismo posmoderno, alimenta y tiñe de un afecto hostil lo que por estructura nos constituye: nacer en absoluta carencia de certezas, un modo de la incertidumbre más rádical. El sujeto neurótico suele ser experto bordeando ese agujero constitutivo: construye símbolos y rodea de sentido la existencia con el velo de la fantasía; le imprime un norte constituyendo su “mito individual” al decir de Lacan, esa narrativa singular que se inscribe en cada quien a partir de ciertos elementos estructurales y que lo liga a esos otros semejantes con quienes y en quienes se constituye.
Otro de los efectos del pseudo-discurso capitalista tiene lugar al nivel de la conformación de las masas, según fueron propuestas por Freud. Es en lo que permite esa ligazón de yo-a-yo donde el capitalismo incide: en el lazo amoroso con el ideal. De esta manera, los individuos quedan aislados o lo que les une a otres ya no es el amor a un ideal o algo que haga sus veces, sino entre otras cosas, el objeto de consumo que rápidamente puede ser reemplazable, o peor aún, que rápidamente pierde su valor porque el mercado desplaza el interés al objeto nuevo de turno.
Estos efectos son pasibles de relacionar con lo que podría nombrarse como la incertidumbre generalizada: la explosión de artículos y notas que hablaban sobre la incertidumbre durante la pandemia por COVID pueden pensarse como un efecto del aislamiento de los sujetos dificultando en algunos casos e imposibilitando en otros, el lazo en presencia con el mundo. Una exacerbación de la operación que el discurso capitalista realiza todos los días.
Si a la pospandemia le sumamos guerras, sequías e inundaciones por los efectos del calentamiento global y la toma del poder de las derechas que se denominan liberales en el mundo, y específicamente en nuestro país, la puesta en cuestión de lo que ha sostenido los principios democráticos durante los últimos 40 años, lo que se conforma es el caldo de cultivo ideal para que la sensación de desamparo e incertidumbre pasen al primer plano de nuestra experiencia subjetiva y colectiva.
¿Qué haré con el miedo? Se pregunta Pizarnik en su poema El despertar. Parafraseo la pregunta para pensar qué hacer con la incertidumbre, qué puede intentarse.
Freud plantea dos modos de la transferencia que pueden trasladarse para pensar a su vez dos modos de presentación la incertidumbre en los tiempos que corren: una que funciona como obstáculo y su contracara, que opera como motor. La primera de ellas es la que se ha desarrollado en estas líneas: la negrura del cielo, la pérdida de los elementos de referencia. La segunda, la incertidumbre como motor, es posible de pensar si, tomando la analogía de los navegantes, se realiza una operación para transformar la incertidumbre en búsqueda. Soportar el primer momento de oscuridad y ausencia de certezas, para lograr inscribir con otres una búsqueda que genere el movimiento dirigido hacia un algo, un proyecto o una idea de un por-venir.
En tiempos de crisis ese saber hacer con la incertidumbre tiene que ver con soportarla, pero también con pensar modos posibles de resistencia a las lógicas del discurso imperante. Una propuesta se dibuja en el horizonte: si el capitalismo produce y requiere de individuos aislados/as consumiendo en soledad, es lo colectivo entonces lo que podrá devenir como una fuente de resistencia.
Es en ese lazo al otro en el que el sujeto experimenta la sensación de sentir que se es parte de algo más grande que la propia existencia, que recuerda que ningún barco se maneja en soledad y donde puede llegar a descubrir que alguna que otra luz, guía.
Etiquetas: Jason Ramirez, Psicoanálisis